Alexander Fidora, Domingo Gundisalvo y la teoria de la ciencia arabigoaristotelica.

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Alexander Fidora, Domingo Gundisalvo y la teoría de la ciencia arábigoaristotélica, EUNSA, Pamplona, 2009, 276 pp.

El proceso de transmisión de la filosofía aristotélica a la tradición árabe-islámica y posteriormente al mundo latino-cristiano es un capítulo fascinante en la historia de la filosofía. En él hay etapas prácticamente desatendidas: por ejemplo, son escasísimos los estudios dedicados a las primeras traducciones siríacas de Aristóteles; una minoría se ha ocupado en revisar con cuidado las traducciones del siríaco al árabe o las que se hicieron ya en Bagdad del griego al árabe; son también raros los estudios que, como el de Alexander Fidora, se ocupan de traductores latinos injustamente marginados como Domingo Gundisalvo. Por siglos, los historiadores se han conformado con mencionar que el papel de los árabes fue indispensable para que la ciencia griega se conociera en Occidente. No obstante, pocas veces se detallan los problemas filológicos y las dificultades interpretativas que enfrentaron los traductores de la Escuela de Toledo. Mucho menos se destacan sus propias aportaciones filosóficas. Como se sabe, a partir del siglo XII y bajo el mecenazgo de Juan de Toledo, se tradujeron numerosos tratados científicos del árabe, entre éstos, el Corpus aristotelicum arabum. Domingo Gundisalvo (Dominicus Gundissalinus) es, sin duda alguna, el traductor más destacado de Toledo, no sólo por su talento filológico sino también por sus contribuciones filosóficas.

La traducción al castellano --a cargo de Lorenzo Langbehn-- de este libro titulado originalmente Die Wissenschaftstheorie des Dominicus Gundissalinus (Akademie Verlag, 2003), viene a cubrir uno de esos vacíos a los que acabo de aludir. En palabras del propio Alexander Fidora, "tanto las traducciones cuanto las obras propias generadas en el medio toledano permiten apreciar el complejo tránsito de la teoría de la ciencia platónica a la aristotélica, el cual procede a través de la confrontación con los debates cristiano-latinos contemporáneos y de la recepción de las fuentes árabes" (p. 24). Gundisalvo, conocido por sus traducciones, pero también por sus obras filosóficas (De anima, De inmortalitate animae, De unitate, De processione mundi, De divisione philosophiae), comenzó su labor en el círculo de traductores alrededor del año 1140. Su equipo de colaboradores traducía del árabe al castellano y, posteriormente, el propio Gundisalvo lo hacía del castellano al latín. Tradujo, entre muchos otros tratados, el De Intellectu de...

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