Festejos... a muerte

AutorEduardo Cedillo

Cada 12, 24 y 31 de diciembre, la fiesta en Tacubaya empezaba en la noche y terminaba a las 3 de la tarde.

Le gente se iba a dormir, despertaba y a seguir bailando.

"Ah, se extraña la algarabía de La Jacalera", dijo María Luisa Martínez, de 80 años y quien ha vivido toda su vida frente a la Ciudad Perdida; su abuela sí habitó el predio.

En el baile se enlonaba el centro de la Ciudad Perdida o se cerraban las calles aledañas, pero siempre con una constante: grandes bocinas, mezcladoras y sonideros.

"Era adentro de todo. Era casi puros jacales, puros jacales, con mucho lodo y...

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