Luis Fernando Palomino Bernal / Bomba financiera

AutorLuis Fernando Palomino Bernal

El pasado 10 de enero se publicaron en el Diario Oficial de la Federación una serie de reformas estructurales a 34 ordenamientos jurídicos del País, entre ellos el Código de Comercio, la Ley General de Títulos y Operaciones de Crédito, y la Ley de Concursos Mercantiles. En general, todos los cambios entraron en vigor el sábado 11 de enero. A esto se le llamó reforma financiera.

Es el caso que empresarios de nuestro País, que han realizado operaciones crediticias desde la semana pasada, ignoran estos cambios. Peor aún, muchos abogados, incluyendo funcionarios judiciales, desconocen que todos los juicios nuevos en esta materia presentados desde el 13 de enero pasado se litigan con nuevas reglas.

Y es que con la resaca del inicio de año, todavía asimilando la reforma fiscal y energética, a muchos les pasó de noche la reforma financiera, y es una bomba de tiempo que incide en las actividades ordinarias de cualquier empresa o persona que esté inmersa en una relación de crédito.

Aparentemente ahora se inyectará por parte del sistema financiero más dinero a las empresas y particulares que así lo requieran. Pero el recibir créditos implica una responsabilidad civil, patrimonial y en su caso penal, nunca antes vista, sobre todo para los comerciantes.

Desde hace cientos de años, el crédito ha sido un pilar de la economía de los sistemas capitalistas, y es verdad que sin él se limita el desarrollo y crecimiento de un país. Sin embargo, el motor neurálgico lo constituye la empresa, que arriesga, innova, genera bienes y servicios, empleos, pago de impuestos, etc. Y ante estas dos actividades fundamentales, el otorgamiento de créditos por un lado y la conservación de las empresas por otro, el Poder Ejecutivo y Legislativo se han inclinado por apoyar al crédito otorgado por instituciones financieras.

Cuando la economía va bien, cuando las cosas marchan bien, es necesario e indispensable contar con un sistema jurídico que permita con efectividad y eficacia satisfacer a los acreedores en el cobro y recuperación de sus créditos. En este sentido, la reforma es buena, ya que dota de mejores herramientas para ello, agilizando los plazos judiciales y eliminando trabas en la ejecución de las garantías. Incluso permite financiamiento a las empresas en concurso, el llamado "fresh money".

Sin embargo, en época de crisis, el bien jurídico protegido debe ser la conservación de la empresa y de la fuente de trabajo, y con los cambios que ya entraron en vigor ello parece...

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