Fernando Gaspar / La oportunidad de cambiar

AutorFernando Gaspar

Van a cumplirse tres años de las últimas elecciones presidenciales. Elecciones de las cuales emanaría un proceso de cambio político y social en el país, según las promesas del entonces candidato panista. Tres años de oportunidad de cambio que vistos hacia atrás, parecen un páramo que expone nuestras diferencias, nuestros vicios e incapacidades, en suma, las taras que han impedido el desarrollo integral que cada mexicano espera desde hace mucho tiempo.

Al pasar el primer año de gobierno, las promesas incumplidas fueron reemplazadas por justificaciones: ¿cómo se puede pedir a un gobierno que enderece en un año lo que se torció en décadas? Entonces, se pidió más tiempo. Pero a las primeras justificaciones no les siguieron los resultados, al contrario, fueron sustituidas por la atribución de responsabilidades en los otros (los culpables de la falta de cambio eran la crisis del vecino del norte, los sindicatos corruptos, los partidos de oposición, apoyados por la "actitud negativa" de los medios impresos). Lo cierto es que este gobierno, al margen de un meritorio sostén de la estabilidad económica y social en el país, ha dejado pasar tres años de oportunidades. Tres años donde había espacio para la creatividad, para hacer gala de pericia política, para demostrar voluntad ante las dificultades que la tarea demandaba.

No obstante, en la historia de estos tres años, ¿hasta dónde terminan las responsabilidades del gobierno y dónde comienzan las de sus gobernados? La administración de Fox no ha sabido asumir sus responsabilidades, no ha practicado un bueno gobierno ni reconocido sus equívocos y carencias. Sin embargo, ¿los gobernados hemos asumido la época que nos tocó enfrentar, el proceso de cambio que buscamos, la altura de expectativas que construimos?

No quisiera adelantar juicios simplistas sino centrarme en un sector específico que puede ilustrar esta reflexión. Me refiero al proceder de parte de la intelectualidad y sector creativo.

Pertrechados en la crítica hacia el régimen "empresarial", "neoliberal", "salinista", entre un sinnúmero de epítetos, una parte de la "intelectualidad" de izquierda se desvive por criticar el comentario absurdo de la primera dama, la declaración inútil del secretario de Estado, opinar del calzado del Presidente. La crítica, tan necesaria para el ejercicio del pensamiento, practicada por una fracción de la izquierda se parece más a la prédica autosatisfactoria que al preámbulo de la propuesta razonada.

Otro sector...

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