Fenomenología de la percepción y nuevo realismo. Merleau-Ponty, Meillassoux y Markus Gabriel.

AutorRamírez, Mario Teodoro

[Phenomenology of Perception and New Realism. Merleau-Ponty, Meillassoux and Markus Gabriel]

En el contexto de la discusión actual sobre el realismo deseo defender la tesis de que la filosofía fenomenológica de la percepción de Maurice Merleau-Ponty, en la medida en que es crítica tanto del empirismo como del idealismo, apunta hacia una forma de realismo (realismo perceptual) que, para precisar su diferencia con el empirismo y el realismo científico, propongo denominar "realismo ontológico". Para arribar a esta propuesta contrastaré algunos planteamientos del filósofo francés con los de ciertos autores vinculados con el llamado "nuevo realismo". Así, 1) defenderé la postura de Merleau-Ponty ante la crítica de Quentin Meillassoux según la cual la fenomenología es una filosofía correlacionista y subjetualista; 2) evaluaré si la caracterización crítica de Markus Gabriel del modelo fenomenológico de la percepción es adecuada para definir la concepción del filósofo francés; 3) con base en planteamientos de Richard Dreyfus, Charles Taylor y Samuel Todes, explicaré en forma general el significado y el valor del realismo perceptual del filósofo francés, y 4) abundaré en la conclusión en las consecuencias de interpretar a Merleau-Ponty como un realista con la propuesta del concepto de realismo ontológico como una forma de congeniar el realismo perceptual del filósofo francés con el realismo científico y las posturas del nuevo realismo.

Aunque el "nuevo realismo" que ha invadido la filosofía congrega a muchos autores y a diversas perspectivas, supondré aquí que todas éstas comparten el rechazo hacia las posturas subjetivistas, idealistas y humanistas del pensamiento de los siglos XIX y XX y el cuestionamiento de la prioridad de la epistemología sobre la ontología. Si bien hay diferencias importantes entre los autores del nuevo realismo que tendré en cuenta, señalaré esas diferencias sólo cuando sean pertinentes para precisar las aportaciones de Merleau-Ponty para la comprensión del realismo. Cabe señalar que, a diferencia de otros enfoques de la discusión entre la fenomenología y el nuevo realismo, no presupongo la validez indiscutible de ninguna de estas posturas aun si suponemos que son indudablemente opuestas. Más bien me propongo explorar sus posibles convergencias o la manera como ciertos límites del pensamiento fenomenológico empujan hacia un encuentro con el nuevo realismo. Como dice Tom Sparrow: "si la fenomenología nos hizo escuchar las cosas mismas, el realismo especulativo nos las entrega realmente". (1)

  1. ¿Es Merleau-Ponty un correlacionista? Tres filósofos entran a un bar ...

    En este apartado trataré de responder a la pregunta de si MerleauPonty es un filósofo "correlacionista" y "subjetualista", conceptos acuñados por Quentin Meillassoux, (2) quien defiende una filosofía especulativa ("materialismo especulativo") como alternativa tanto a la filosofía analítica como a la filosofía fenomenológica. (3) Cabe aclarar que, hasta donde sé, Meillassoux no se refiere en forma directa a Merleau-Ponty, pero sí a la fenomenología en general--empezando por Husserl--.

    Según la ahora famosa formulación de Meillassoux, toda la filosofía moderna en sus distintas y a veces disímbolas posturas, incluido el posmodernismo, se rige con el paradigma correlacionista, es decir, con la suposición de que el tema y referente de la reflexión filosófica es la correlación sujeto-objeto--o conciencia-mundo, lenguaje-realidad, existente-Ser, etc.--, y que no hay algo más allá de esta correlación, y si lo hubiera sería racionalmente inaccesible. Entre otras definiciones de "correlacionismo", en Meillassoux podemos encontrar la siguiente:

    Por correlacionismo entiendo en una primera aproximación, toda filosofía que sostiene la imposibilidad de acceder por medio del pensamiento a un ser independiente del pensamiento. No tenemos nunca acceso, según este tipo de filosofía, a un objeto (entendido en un sentido general) que no esté ya correlacionado a un acto de pensamiento. (Meillassoux 2016, p. 73)

    El paradigma de la correlación, tal como lo estableció Kant, imposibilita cualquier metafísica u ontología, es decir, cualquier filosofía del Ser en cuanto tal, de lo real en sí mismo. Sólo podemos hablar del fenómeno, de lo que "se nos aparece"; es decir, de aquello que se presenta a la conciencia o a la realidad humana en general o bien, a la manera de la filosofía analítica, de lo que cae en el marco de una teoría, de una metodología o en un lenguaje.

    Según Meillassoux, la fenomenología es un modelo de filosofía correlacionista (Meillassoux 2015, p. 30): la correlación noesis-noema (acto de pensar-objeto del pensamiento) de Husserl 1949 (pp. 210 y ss.) o la correlación Dasein-Mundo o la "copertenencia (Zusammengehörigkeit) originaria del hombre y el ser" que Heidegger denomina Ereignis (4) o, podría agregarse, la correlación cuerpo-mundo (vidente-visible) de Merleau-Ponty. (5) Para el realismo especulativo la única ontología válida y necesaria para superar el idealismo, subjetivismo y antropocentrismo de la filosofía moderna es la que no se funda en ningún tipo de experiencia, sino que es el resultado, a la manera cartesiana, de un ejercicio del pensamiento puro--especulativo--o de la razón pura. Según Meillassoux, sólo una ontología especulativa nos permite afirmar que existe una realidad absoluta, independiente de nosotros y, de esta manera, superar el escepticismo, relativismo y nihilismo del pensamiento moderno y, en particular, del posmoderno.

    Ahora bien, ¿es verdad que la filosofía de Merleau-Ponty cae, sin más, en el correlacionismo? Así parece sugerirlo el increíble y curioso encuentro en un bar parisino en 1951 entre el filósofo analítico británico A.J. Ayer y los franceses Georges Bataille y Merleau-Ponty. "'Un pornógrafo, un fenomenólogo y un positivista lógico entraron a un bar'. Esto parece el inicio de un chiste" (Vrahimis 2013, p. 87). O de una broma surrealista; pero es cierto. Según Vrahimis, en esa reunión la disputa giró en torno a si el sol existía antes de que nosotros existiéramos, un argumento parecido al que ahora usa Meillassoux con los términos "ancestralidad" y "archifósil". (6) A Ayer le parecía una afirmación incontrovertible--por científica--, mientras que Bataille y Merleau-Ponty, que compartían la perspectiva fenomenológica, sostenían que el sol "antes de nosotros" sólo existe "para nosotros" y no "en sí mismo".

    Ted Toadvine, estudioso de la filosofía de Merleau-Ponty, también menciona aquel singular encuentro y se ocupa de defender--explicándola, matizándola--la posición del fenomenólogo francés, no sólo frente a Ayer, sino también frente al señalamiento de Meillassoux. En un pasaje del capítulo sobre la temporalidad de la Fenomenología de la percepción, Merleau-Ponty expone su idea sobre la preeminencia del mundo vivido (el Lebenswelt) sobre el mundo objetivo de la visión científica. Dice nuestro filósofo:

    ¿Qué quiere decirse exactamente al afirmar que el mundo existía antes de las consciencias humanas? Se quiere decir, por ejemplo, que la Tierra salió de una nebulosa primitiva en la que las condiciones de vida no estaban aún reunidas. Ahora bien, cada uno de estos vocablos, lo mismo que cada una de las ecuaciones de la física, presupone nuestra experiencia precientífica del mundo, y esta referencia al mundo vivido contribuye a construir su significación válida. Nada me hará comprender jamás lo que podría ser una nebulosa no vista por nadie. La nebulosa de Laplace no está tras de nosotros, en nuestro origen, está ante nosotros, en el mundo cultural. (Merleau-Ponty 1993, p. 440)

    Sin embargo, ¿no es esto una profesión de fe subjetivista, el mejor ejemplo de lo que Meillassoux cuestiona del correlacionismo? El propio Merleau-Ponty--tan antirrealista como antiidealista que era--evita esa interpretación. Dice enseguida: "Y, por otra parte, ¿qué quiere decirse cuando se afirma que no hay mundo sin un ser-del-mundo? No que el mundo sea constituido por la consciencia, sino, al contrario, que la consciencia ya se halla siempre en acción en el mundo" (p. 440). La reconocida "ambigüedad" de la filosofía de Merleau-Ponty (Waelhens 1978) le permite presentar argumentos en ambos frentes, el realista y el idealista, pues su tema no es la conciencia ni tampoco el ser, sino el cuerpo, ese extraño ser que es sustento de la subjetividad y del pensamiento y que a la vez se encuentra íntimamente entramado con todo lo existente.

    Respecto al tema de la temporalidad, el pasado, la ancestralidad, Toadvine recuerda los planteamientos de Merleau-Ponty acerca de un "pasado puro" o un "tiempo mítico". (7) "El pasado elemental", le llama Toadvine, que es antes que todo: una anterioridad absoluta que precede a todo acto de conciencia--y a todo ser viviente y a todo algo en el mundo--y que, sin embargo, no es ajeno a nuestra experiencia vivida, sino, más bien, sólo se aprehende en su lejanía "inaprehensible", desde ella, o, mejor, desde nuestra corporalidad material, desde una naturaleza en la que participamos y que carga consigo en sus distintos estratos todo el pasado--bioquímico, geológico, cósmico--del universo. Como alguien dijo: estamos hechos del mismo material que las estrellas. En respuesta a la crítica, Toadvine señala a Meillassoux que no podríamos entender el pasado ancestral si no es por la experiencia de un "pasado en general" que tiene una subjetividad corporal que se entronca con un universo más viejo que todo: "la corporalidad proustiana como guardiana del pasado", como dice Merleau-Ponty 1970 (p. 293). El pasado ancestral de que habla Meillassoux no es algo que sólo la ciencia o el pensamiento especulativo estarían preparados para captar: nuestro propio cuerpo es un cuerpo ancestral, un archifósil viviente. "En la sensibilidad, no sólo recreo mi propia animalidad, sino que también, a través de mi participación en la elementalidad de las cosas, tomo en el corazón de mi existencia toda la historia del universo"...

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