El fenómeno Trump: algunas claves para entenderlo

AutorLuis Angel Bellota
Páginas1-15
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Documento de trabajo
El fenómeno Trump:
algunas claves para entenderlo
El fenómeno Trump: algunas claves para entenderlo
Luis Angel Bellota
En 2016 internacionalistas y politólogos manifestaron su asombro ante lo que se hubiera creído
impensable hace una década y media, en pleno auge del optimismo paneuropeísta. Pocos
analistas habrían imaginado que los ciudadanos del Reino Unido votarían a favor de abandonar la
Unión Europea cuarenta años después de haberse adherido, también por un referéndum, a la
Comunidad Económica Europea. Luego de la sorpresa británica, en octubre le siguió la
desconcertante negativa de los colombianos para validar a través del voto un armisticio que
hubiera puesto fin a media centuria de conflicto armado. Por último, en noviembre resultó electo
como presidente de Estados Unidos Donald Trump, un conocido magnate y showman televisivo
cuyo triunfo como candidato antisistema sintomatizó el cansancio que un número importante de
norteamericanos manifestó contra su clase política pero también por el lento rendimiento de la
economía, a pesar de la recuperación observada en la segunda presidencia de Barack Obama.
Como telón de fondo de estos acontecimientos inesperados en la escena mundial, se destacan el
reposicionamiento geopolítico de Rusia, la interminable guerra civil en Siria y el desencanto casi
generalizado, sobre todo en Europa, contra el actual modelo globalizador. El resurgimiento de
movimientos y coaliciones nacionalistas de vena islamófoba, como el Frente Nacional en Francia
o el Partido por la Libertad en Holanda, visibilizan este malestar.
Por ahora nos ocuparemos del fenómeno Trump. Que un candidato anti establishment
haya pretendido superar la barrera del bipartidismo y feneciera políticamente en el intento no es
ninguna novedad en la historia reciente de Estados Unidos. El caso más recordado por el número
de votos que obtuvo un tercer contendiente fue Ross Perot en 1992 y 1996. Lo que sí es
extraordinario, hablando del último proceso electoral, es que un individuo ajeno a la política
tradicional lograra colarse en la carrera presidencial desde el seno del Partido Republicano (PR) y,
no conforme con ello, desplazara a figuras políticas que la opinión pública visualizaba como
candidatos naturales para ocupar la Casa Blanca. Ni Jeb Bush del ala tradicional ni Ted Cruz de
la facción conocida como Tea Party impidieron el ascenso de Trump en las encuestas. No fueron
lo suficientemente competitivos para ganar las internas republicanas y, por ende, el voto
mayoritario de su grey partidista. Tampoco supieron rebatir a tiempo sus argumentos y evadieron

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