Félix Fernández / Envidia y talento

AutorFélix Fernández

En uno de los ingeniosos diálogos entre Joaquín Sabina y Joan Manuel Serrat, durante los conciertos titulados 'Dos pájaros contratacan', Sabina dice: "Todo está perfecto en nuestra relación, salvo dos cosas: mi envidia y su talento".

Jorge Vergara genera envidia, ni duda cabe... y, no cabe duda: tiene talento. Diez años al frente de las Chivas lo comprueban.

Qué distantes parecen aquellos tiempos en que el propio Vergara se paseaba entre su afición para saludar y presentarse con quienes hoy, en su propia casa, le agreden. Está claro que los proyectos a largo plazo en este equipo no son bienvenidos y que la gente quiere magos con rayas, no empresarios, asesores o nombres.

El liderazgo de Jorge Vergara es en buena medida envidiable: sin vicios, sin corrupciones y sin escándalos conocidos. Dueño de una considerable fortuna amasada en pocos años, auténtico, generador de empleos, diferente y capaz de hacerse de una asociación civil empantanada, pero extremadamente popular, para transformarla en una marca con estadio propio. Firme, seguro y frontal en sus declaraciones. Todo esto, por supuesto, más allá de los resultados.

Pero ese liderazgo fue cambiando con los años: la reciprocidad y la consulta se convirtieron en un poder lineal sin ventanilla de quejas que la afición no parece dispuesta a acatar. En muchas ocasiones la autoridad de Vergara parece convertirse en autoritarismo y eso, por supuesto, le ha generado enfrentamientos.

Pese a la incansable labor del dueño de Chivas y sus constantes innovaciones...

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