Felipe Díaz Garza/ El retablo de las acusaciones

AutorFelipe Díaz Garza

En los últimos pocos días, el Gobierno federal ha enderezado graves acusaciones concretas, pero sin destinatarios específicos identificados, contra numerosos mexicanos de diferentes sectores sociales. Nuestras autoridades abrieron las hostilidades al estilo terrorista, disparando en abanico y contra el que se atraviese al paso de las balas. En dos de los casos, cuando menos, los denunciantes incluso anunciaron (o amenazaron con) inminentes acciones judiciales contra los implicados que, como le escribo, fueron conservados aun en el anonimato, a pesar de que sus supuestos crímenes fueron expuestos ante la opinión pública.

Usted ya sabe que la Secretaría de la Contraloría dio a conocer esta semana que descubrió una conspiración entre empresarios privados y funcionarios gubernamentales, para que los primeros se apoderaran fraudulentamente de licitaciones públicas, con beneficios indebidos para ellos y para los segundos. Por su parte y también en días recientes, la Secretaría de Gobernación hizo saber que investiga a ex funcionarios que, en el pasado, atentaron criminalmente contra los derechos humanos y que procederá judicialmente contra ellos.

Ni Francisco Barrio, ni Santiago Creel fueron capaces, no obstante la seriedad mortal de sus acusaciones, de ponerles nombres a los perseguidos. Tampoco tuvieron, otra vez ninguno de los dos, la discreción necesaria para no adelantar información sobre investigaciones criminales inconclusas que, a falta de un acusado específico, especifican una acusación contra todos los empresarios y contra todos los funcionarios y ex funcionarios públicos.

En el mero montículo del poder en México, el Presidente de la República acusó personalmente a los medios de comunicación nacionales de distorsionar, difamar, calumniar, erosionarlo y hasta de pretender tumbarlo, lo que no lograrán hacer, advirtió Fox. Usted recordará que el Mandatario se expresó así en su programa de radio de hace exactamente una semana, pero su grave acusación, igual que la del Secretario de la Contraloría y la del Secretario de Gobernación o viceversa, no identificó a los acusados específicamente, con lo que específicamente, de nuevo igual que sus secretarios o viceversa, el Presidente acusó a todos los comunicadores mexicanos.

El señor Presidente ofreció, eso sí, no perseguir a nadie por distorsionar, calumniar, engañar y erosionar, aunque señaló que gente cercana a él le ha sugerido pararles la plana a los periódicos para que no le amarguen los...

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