Felipe Díaz Garza/ A Luisa no la engañan

AutorFelipe Díaz Garza

Mi hija de 11 años está muy preocupada desde que supo que hay usos humanos que dañan la capa de ozono y que eso tiene efectos negativos irreversibles sobre la vida del hombre en la Tierra. Luisa me hablaba el otro día de los aerosoles, muchos de los cuales supuestamente han sido reformulados para que no ataquen la capa que protege la estadía humana en el planeta. Cuando le dije que había aerosoles que advertían en sus empaques que no dañan la capa de ozono, la niña me respondió que, quizás, esos anuncios eran una mentira para que los preocupados por el ambiente dejaran de preocuparse y no obstaculizasen la venta de esos productos.

Tratando de que ella no perdiera su confianza en las instituciones de la sociedad, le dije que debía ser cierto lo que decía en las etiquetas, pues los fabricantes no pueden ser tan tontos como para mentir sobre algo que, más temprano que tarde, será desmentido por la realidad y ellos pescados en mentira y delito. "Estás equivocado, papá", me dijo Luisa con la desencantada seguridad de los últimos días de su infancia o los primeros de su transición a la edad adulta: "Vicente Fox dijo en sus discursos de candidato que no iba a aumentar los impuestos y en sus discursos de Presidente ya dijo que sí los va a aumentar: igual puede ser una mentira lo de los insecticidas ecológicos".

La niña me desarmó con su percepción de la realidad. Por supuesto que sí se puede ser tan tonto como para mentir sobre algo que será desmentido por la realidad. Es más, hay quienes mienten sobre algo importante y se desmienten ellos mismos, cuando la mentira ha dejado de servir a sus intereses, como sucedió con Fox en el caso de los impuestos que no subirían y que sí subirán. Pero lo malo no es necesariamente el asunto promovido por la mentira. Muchas veces la mentira en sí es lo imperdonable, más el engaño descubierto echa por tierra las posibilidades operativas de proposiciones que pudieron ser benéficas para la sociedad.

El engaño de los insecticidas que aseguren falsamente no ser dañinos para la capa de ozono, puede ser fatal para cosas buenas, como otros productos similares que sí cumplan con lo ofrecido, pero cuya credibilidad será nula después de descubrirse el engaño detrás de uno solo de esos productos. Eso pasa con los impuestos que no subirá y que sí subirá Fox. Aunque lo debido sea pagar impuestos, ¿quién se los quiere pagar a un Gobierno mentiroso por conveniencia?

Mentir es malo y peor si se miente como estrategia electoral...

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