Felipe Díaz Garza/ Todos se hacen las víctimas

AutorFelipe Díaz Garza

Dice el panista Adalberto Núñez, director de Fomerrey y ex alcalde de San Nicolás, que la ex mucama de Xavier Doria se quiere hacer la víctima. Ello porque la ex muchacha, presuntamente utilizada por el ex tesorero para desviar dinero estatal al ex partidazo tricolor, ahora acusa al gobierno de Fernando Canales de no cumplirle con la ayuda que los panistas supuestamente le prometieron.

Dicha ayuda sería hecha buena, según dijo la quejosa, a través precisamente del Fomerrey que dirige Núñez, que le daría una casa, la que efectivamente sólo se le prestó, subsidiada, por unos tres meses, reconoció tranquilamente el director Núñez. Al final de esos tres meses la acomodaticia sirvienta se negó a entregar la propiedad que se le había prestado en comodato y "se fue a los medios a hacerse la víctima", dijo el funcionario.

De pasada, la señora demandó penalmente a Xavier Doria y lo acusó de haber falsificado su firma y de involucrarla en los supuestos desvíos al PRI.

Ciertamente que hay algo telenovelesco en la epopeya de María Elena, la sirvienta millonaria, no sólo porque haya acusado penalmente al ex tesorero recién liberado y porque se queje de que el gobierno panista de Canales no la ayuda como debería. Más bien la condición telenovelesca radica en el hecho de que María Elena suponga que tiene que ser ayudada por el gobierno de Fernando Canales, perseguidor en la causa contra Xavier Doria, aunque deberíamos decir contra el gobierno de Benjamín Clariond.

Y es claro, la señora López así lo ha afirmado en repetidas ocasiones, que ella está convencida de que el haber sido usada por los priístas es algo que tienen que pagar los panistas, y no con sangre sino con dinero, pues todo lo ocurrido la ha sacado de la riqueza que usufructuaba como empleada doméstica en el hogar de los Doria y la ha llevado a la miseria de un hogar de Fomerrey prestado en comodato, en el que ha acabado de posesionaria.

La buena mujer se queja de que ella y su marido no tienen trabajo, ni casa, ni fama buena para conseguirlos, pues el incidente de la falsificación de la firma destruyó su inmaculado prestigio, lo que no me explico cómo ocurrió, pues ha sido evidente y todo mundo sabe que la dama, su nombre y su firma fueron utilizados sin su consentimiento.

Pero María Elena piensa en su inocencia provinciana que el gobierno canalista está en deuda con ella y que no le quiere cumplir, como si les hubiera (¡que Dios me perdone por tener tan malos pensamientos, pero no los puedo...

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