Felipe Díaz Garza / Tarde de perros

AutorFelipe Díaz Garza

Para Sidney Lumet

A usted y a mí nos asusta la inseguridad que se vive en el área metropolitana de Monterrey enfáticamente, pero extendida o proveniente en el resto del Estado. A cada momento y en todas partes, en el HEB de Fundadores, en Plaza Fiesta, en Santa Catarina, Apodaca, Monterrey, Escobedo o Guadalupe, nuestras vidas y las de nuestros seres queridos se ven amenazadas y, en no pocos casos, cortadas de tajo por un arma loca disparada por un loco.

No queremos que eso continúe. Mas, precisamente por eso, haríamos mal en aplaudir y consentir la actuación, la semana pasada, de los policías de San Pedro, algunos encubiertos, que armaron una balacera de 28 disparos policiacos (que después dijeron que fueron 11) para "defenderse" de cinco supuestos delincuentes desarmados que, consecuentemente, no dispararon un solo tiro.

De hecho, los tales bandidos buscaban huir de los amenazantes policías sin identidad como tal, algunos vestidos como cualquier delincuente o como cliente del HEB. Dichos sujetos les marcaban el alto con sus pistolas desenfundadas, igual que lo hacen secuestradores o sicarios en ejercicio, por lo que los presuntos traficantes y consumidores de mariguana, todos ellos jóvenes, huyeron despavoridos para no ser capturados por los bandidos.

Los muchachos le pegaron al acelerador de sus vehículos, de los que no habían descendido y atropellaron a uno de los presuntos secuestradores o sicarios, que se atravesó al paso veloz de la camionetota de lujo, la que pensó ingenuamente que se detendría antes de apachurrarlo, como piensan la mayoría de los guardianes del orden que, en calles y carreteras, se atraviesan, confiando en que su cuerpecito y la pistolota pueden detener un vehículo pesado, manejado por un conductor aterrorizado de muerte por policías disfrazados de bandidos.

Al no detenerse los asustados conductores, igual de aterrorizados si portaban unos gramos de mota o un copón de hostias ya benditas, los nada presuntos policías que actuaban como bandidos, dispararon sus armas en 28 ocasiones contra los chavos, hiriendo a uno de ellos y cacheteando...

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