Felipe Díaz Garza / Otra de la pandilla salvaje

AutorFelipe Díaz Garza

En los seis años que duró su mandato, el Presidente Miguel de la Madrid dispuso sin restricción alguna de la partida secreta presidencial. Gastó nada menos que 352 millones 738 mil dólares, que era mucho dinero.

Tan lo eran, que una cantidad equivalente al 46 por ciento de ese monto, presuntamente depositado por el entonces Presidente en una cuenta en un banco suizo, provocó una investigación y la correspondiente denuncia del importante columnista político norteamericano Jack Anderson.

En su columna del Washington Post y otros mil periódicos, Anderson acusó a De la Madrid en mayo de 1984 de tener una cuenta en Suiza de cuando menos 162 millones de dólares. Como lo consigna el caricaturista Calderón en su colaboración gráfica del jueves para EL NORTE, el gris De la Madrid se defendió con vaguedades en la oficiosa televisión mexicana, calificando la columna como acusaciones vagas que sólo buscan crear escándalo.

A nadie en el mundo oficial, empezando por el entonces listo Presidente Miguel, se le ocurrió demandar al periodista por difamación o exigirle pruebas de su escrito: capaz que las aportaba. En aquel tiempo, hace 25 años, escribí en este mismo espacio que el Presidente no tenía derecho a hacerse el ofendido ni, mucho menos, a argüir que no respondería a rumores sin fundamento, lo que era difícil de creer.

Ni el Washington Post ni Jack Anderson emprenderían sin pruebas una aventura editorial, como la de la cuenta presidencial mexicana en Suiza. De la Madrid debía probarle a México su inocencia. Jamás lo hizo. Si acaso, se habló de la partida secreta y del privilegio presidencial de ejercerla sin restricciones.

Le escribo así porque esta semana se dijo que De la Madrid acusó de raterías a Carlos Salinas y su familia. Las acusaciones de hoy, parecidas a las de Jack contra Miguel, se basarían fuertemente en la partida secreta que Carlos Salinas habría desviado en su beneficio, según los desencriptadores que dicen que el ex Presidente gris dijo tal.

Y digo desencriptadores porque a don Miguel ya no se le entiende nada y honestamente no creo que él entienda mucho a sus interlocutores. Hace cinco años, el ex Presidente estuvo en Monterrey, literalmente de la mano de sus íntimos, para la presentación del libro "Cambio de Rumbo" en el Museo Metropolitano.

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