Felipe Díaz Garza / Nunca es momento

AutorFelipe Díaz Garza

Muy machos y dispuestos, los Gobernadores norestenses Jaime Rodríguez Calderón, Miguel Riquelme y Francisco García Cabeza de Vaca, secundados por el occidental Enrique Alfaro, acusaron de maltrato y abuso a la Federación y su Presidente, Andrés Manuel López Obrador, que ya no es el del régimen del pasado, sino el del presente y el del futuro.

Ello, coincidieron los cuatro demandantes, cada uno de una marca política diferente, igual que AMLO, porque, a pesar de que sus entidades son de las que aportan por la vía impositiva más recursos al País, la misma cobrona Lolita del pasado neoliberal les regresa en los presupuestos puras migajas, como dice el migajero Rodríguez.

"Está feneciendo y tenemos que ayudarle a bien morir y generar un nuevo Pacto Fiscal", dijo Rodríguez. "Recibimos migajas y con esas migajas hemos sabido sacar adelante a nuestra región.

"Los tres lo hemos dicho en diferentes foros, no es de ahorita, y no queremos llegar a un tema de aprovechamiento político. Sería un error grave de nosotros en este momento. Ahorita nuestra capacidad está dedicada completamente a detener el virus", expresó el bravo, pero ahora cuidadoso Mandatario nuevoleonés, reunido en asamblea con sus dos colegas regionales.

Por su lado, el Gobernador de Jalisco, Enrique Alfaro, incluso amenazó con que, si AMLO no atiende su petición de revisar el pacto, buscará dejarlo, asegurando que hay rutas legales para ello.

"(Pero) primero habría que mandar un mensaje de voluntad para revisar el Pacto Fiscal, tratando de que no tengamos que romperlo, pero por supuesto que existe la ruta legal para salirnos de ese acuerdo".

No hay borracho que coma lumbre, por eso se emborracha: para ver si se le quita lo sacón. Éste no es momento, dice Rodríguez. Primero un mensaje de voluntad para no tener que romper el dichoso pacto, dice Alfaro. Pues si todo mundo está de acuerdo con que el pacto debe bien morir, como ellos afirman, pues a salirnos y ya.

Éstos no ocupan juicio político. Con una cachetada tienen y el ladino López Obrador sabe que puede extorsionarlos moral o físicamente. Por eso lacrimea con sus proyectos icónicos que no interrumpirá cuesten lo que cuesten, pues son su salvoconducto a la historia que lo seduce.

Pero primero les vende a sus 30 millones de seguidores la reconversión del sureste con el tren del chocolate exprés, el corredor tehuano, el novísimo aeropuerto y su refinería empantanada en la crisis petrolera.

Eso y la locura populista de repartir...

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