Felipe Díaz Garza / Un flaco croupier

AutorFelipe Díaz Garza

El sobrepeso del Gobierno federal es mórbido. Nomás mire a los miles de burócratas innecesarios que, en todos los niveles, son contratados para garantizar "apoyo" al régimen, pero no desempeño, en lo que los gobiernos panistas de Fox y Calderón han cojeado de la misma pata que los priistas.

Lo anterior es sólo desorden administrativo e incompetencia ejecutiva. La corrupción en serio se ve en la proliferación de comisionados sindicales por cientos de miles, que se multiplican cuando menos por dos en sus sustitutos temporales permanentes, lo que tapona con grasa letal las arterias del aparato público.

En fin, el Gobierno está inmovilizado por su dinámica, pero improductiva expansión creciente. La improductividad se expresa fácilmente en los pobres números del sistema educativo y en la pobreza, cuyos indicadores son tan crecientes y enfermizos como la obesidad gubernamental.

Parecería que la nueva Legislatura federal ha decidido ponerse a la par con la obesidad del Poder Ejecutivo, para lo que ha emprendido una dieta de engorda. El coordinador de los Diputados del PRI, Manlio Fabio Beltrones, expuso el martes que la reorganización de las comisiones en la Cámara Baja busca empatarse al ejercicio y la dinámica de Enrique Peña Nieto y su Gobierno.

O, lo que es lo mismo, para poder equipararse con un Poder Ejecutivo gordo, el Palacio de San Lázaro, cuyos inquilinos deberían ser modelos nacionales de salud, se convertirán, si no lo eran ya, en un Poder Legislativo gordo, para acompañar al Presidente en sus ejercicios y dinámicas de crecimiento sin producto.

Los Diputados, que ya están en engorda, pues su soberanía los autoriza a anticiparse a ellos mismos, están reformando la Ley Orgánica del Congreso para establecer que las comisiones ordinarias pasarán de 44 a 55 y que las instancias especiales serán 27.

Cada comisión ordinaria está integrada al menos por 30 Diputados y sus directivas tienen derecho a millones de pesos mensuales para su operación, tanto de personal, como para material y viajes y, además, el presidente de cada órgano legislativo cuenta con chofer y automóvil, así como asesores (prácticamente los que quiera). Estamos hablando de mil 650 Diputados comisionados (un promedio de más o menos tres repetidas por cráneo legislativo) y de perdido entre 600 y mil empleados visibles más los despachos invisibles de "consulting", cabildeo, cotorreo y moche que se ocupen.

Y todavía no le...

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