Felipe Díaz Garza / Me equivoqué

AutorFelipe Díaz Garza

Cuando el país se llena de automóviles ilegales el gobierno normaliza la situación decretando la legalidad de los autos ilegales.

Pero la medida es profundamente inequitativa con quienes siguieron los procedimientos regulares, que se vuelven irregulares, para comprar, vender o fabricar un automóvil. Además la "chocolatización" crea un bizarro panorama en las ciudades que pretenden ser modernas y civilizadas, pero sus calles se llenan de vehículos viejos y contaminantes que se quedan tirados en todas partes.

A siglo y medio de distancia, la carroza de Juárez, en la que el Presidente deambulaba por el país eludiendo a sus enemigos, es símbolo del poder presidencial regular cuando debía simbolizar la irregularidad del despojo, aunque éste fuera en grado de pretensión.

Ayer vi y leí en los periódicos fotografías y reportajes sobre una sesión del Congreso de Oaxaca en una sede alterna de la oficial, el Hotel Misión San Felipe de la Antigua Antequera. Los diputados se fueron a sesionar allí porque los maestros alzados en rebelión sitiaron el augusto recinto legislativo impidiendo a los representantes populares cumplir en su lugar regular su trabajo constitucional.

Cargaron los legisladores oaxaqueños con podio, escudos y banderas, los instalaron en el salón de fiestas del hotel y allí quedó regularizada la sede del Poder Legislativo oaxaqueño, que despachó la orden del día como si estuviera en casa. Como si el poder residiera en los podios, los escudos y las banderas y no en los diputados electos por el pueblo. El gobernador Ruiz hizo lo mismo en el mismo hotel, pues su oficina también estaba sitiada y así seguirá, igual que el Congreso, por lo que una y otra sede han sido desacralizadas para sacralizar en su lugar al Hotel San Felipe y asunto arreglado. Bueno, arreglado hasta que lo tomen los maestros u otros inconformes de nuevas inconformidades y, entonces, el Ejecutivo y el Legislativo designen otras sedes.

El subcomandante Marcos (o como quiera que se llame actualmente) forma parte ya del paisaje nacional y su rostro embozado en un pasamontañas es un símbolo internacional de México que nos representa en todo el orbe. Marcos y su destapabocas desplazaron, incluso, como representación de la mexicanidad, al campesino flojo y durmiente sentado con la espalda recargada en un nopal y cubierto con un enorme sombrero muy mexicano, que nos identificaba hasta hace una década o un poco más.

Pero aunque el subcomandante sea parte del paisaje mexicano...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR