Felipe Díaz Garza / Los diques rotos

AutorFelipe Díaz Garza

La empresa Residuos Industriales Multiquim, S.A. (RIMSA), ganó la licitación para transportar 2 mil 300 toneladas de desechos tóxicos y sepultarlos en el confinamiento de Mina, Nuevo León, que es propiedad de la misma empresa. Las 2 mil 300 toneladas de contaminantes tóxicos de alta peligrosidad permanecieron abandonadas al aire libre durante siete años, en el basurero de Confinamiento y Tratamiento de Residuos (CYTRAR), de Hermosillo, Sonora.

"Es inconcebible que hayamos dejado a la intemperie estos residuos durante tantos años", dijo el Secretario federal del Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat), José Luis Luege Tamargo, al dar el banderazo al primer camión de basura venenosa que salió de Hermosillo a Mina. Verdaderamente es inconcebible que 2 mil 300 toneladas de basura tóxica hayan estado tiradas, como quien dice "en la orilla de la banqueta" en un basurero sonorense y que allí se hayan quedado siete años sin que a ninguna autoridad le preocupase lo que pudiera pasar. Pero en esta historia hay otros hechos aún más inconcebibles.

Empecemos por la despreocupación de los funcionarios competentes, para el caso incompetentes, entre ellos destacadamente Alberto Cárdenas, antecesor inmediato de Luege, quien inconcebiblemente fue titular de la Semarnat durante buena parte del tiempo que la basura tóxica peligrosa de referencia estuvo contaminando el aire de Hermosillo. También es inconcebible que el mismo y despreocupado ex funcionario haya dejado el cargo, no por sentir vergüenza por su incumplimiento como guardaespaldas del ambiente, sino para buscar la candidatura de su partido, el PAN, a la Presidencia de la República.

Pero lo verdaderamente inconcebible es que la empresa ganadora de la licitación para transportar y confinar los desechos tóxicos de Sonora a Nuevo León haya sido RIMSA. Esta compañía fue castigada por la Secodam hace cuatro años, en octubre de 2001, por confinar en Mina, indebidamente, desechos tóxicos de Pemex que la paraestatal le había ordenado llevar a incinerar a Puerto Arturo, Texas, y confinar después las cenizas en un basurero tóxico en Lago Carlos, Louisiana.

En aquel entonces, los camiones de RIMSA hicieron una escala en Mina, donde dejaron la basura que debía ir a dar a Texas y Louisiana, para lo que la habían contratado y le habían pagado casi dos millones de pesos. La causa del cambio de destino de la carga mortal de Pemex, según parece, fue la negativa del gobierno norteamericano de permitir que la...

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