Felipe Díaz Garza / El cambio cambió

AutorFelipe Díaz Garza

El descontento estudiantil que actualmente mantiene en efervescencia el proceso electoral se gestó a raíz de la visita del candidato presidencial priista Enrique Peña Nieto a la Universidad Iberoamericana. Eso es lo que arrogantemente propuso el sábado el mismo Peña Nieto, quien desde el primer día ha buscado convertir en un triunfo personal el fracaso de su presentación en la Ibero, de donde fue despedido a gritos por los universitarios.

El mexiquense tuvo que salir a las carreras y por una puerta trasera, más o menos como, en su momento y oportunidad, le pasó al Presidente Luis Echeverría en la UNAM, quien, menos rollero que su correligionario Peña Nieto, acusó a los chavos de conspiradores vendepatrias. Nadie me dijo que Echeverría dijo eso, él mismo me lo dijo a mí en un salón de Los Pinos.

Se equivoca el candidato de "Telerisa". Y se equivoca adrede o es tonto, y además mal informado. El movimiento estudiantil que agita hoy al País no se gestó en la visita a la Ibero del petulante ex Gobernador. El fracaso de la visita y la agresiva reacción de los estudiantes, en respuesta a la decepción que el candidato tricolor y su discurso provocó en ellos, es una expresión más, importantísima, pero no a nivel de génesis, del comportamiento, del nuevo comportamiento de los jóvenes frente a los actos de los políticos, de las autoridades y, en general de la sociedad y sus santones.

Antes de que los chicos de la Ibero echaran a Peña Nieto, después de dejarlo hablar y de oír sus proposiciones y explicaciones sobre lo que pasó en Atenco, que es contra lo que gritaron, en el Tec de Monterrey, en su mera matriz en Monterrey, los alumnos del singular colegio regiomontano recibieron amablemente al candidato perredista Andrés Manuel Lopez Obrador. La amabilidad de la raza acabó convertida en entusiasmo y la despedida del perredista fue coreada, igual que la del priista en la Ibero, pero en este caso por expresiones de simpatía y hasta de abierto apoyo al tabasqueño.

Considerando la ríspida relación antecedente del perredista con la derecha empresarial regia y la debilidad histórica del PRD en Nuevo León, particularmente en Monterrey, la cálida acogida de los chicos del ITESM a Andrés Manuel es tan significativa, pero positivamente, como lo fue, negativamente, la corrida de Peña Nieto de la Ibero. Y ambos eventos se derivan del movimiento juvenil...

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