Felipe Díaz Garza/ Una cuestión de seguridad nacional

AutorFelipe Díaz Garza

A finales de los sesenta, cuando los sindicatos eran malditos en las empresas y en las instituciones emparentadas con ellas, los profesores de una universidad privada mexicana muy reconocida formaron una asociación, no etiquetada expresamente como sindicato, pero obviamente dotada de una vocación sindical. Los promotores de la asociación magisterial eran vistos por el "stablishment" como contestatarios y hasta eran considerados revoltosos. Mas lo cierto es que, como sindicalistas, eran de peso ligerísimo y jamás significaron un peligro para la imperturbable estabilidad del colegio, pues sólo buscaban perfeccionar la academia a través de la concertación de sus miembros.

Pero los patrocinadores de la universidad tenían en sus empresas puros sindicatos de los llamados blancos, cuyos comités directivos eran más empresariales que los consejos de administración que sindicalizaban a los dueños, por lo que no les agradaba la posibilidad de que los profesores de la escuela que financiaban tuvieran un sindicato "rojo", como eran conocidas las uniones de trabajadores no alineadas con la empresa. Así pues, los patrones ordenaron al rector que metiera en cintura a los profesores "amotinados", que los mantuviera vigilados y que estuviera al tanto de todos sus planes e iniciativas. Ni tardo ni perezoso el rector, que se definía a sí mismo como un cínico pragmático, mandó a uno de los suyos a afiliarse a la naciente asociación de profesores con la misión de enterarse de todo lo que tramaran los "agitadores" y pasarle reporte exhaustivo de cada junta.

Lo malo o lo bueno, depende de la óptica, fue que el espía del rector era tan identificable como tal, que todos los asociados espiados se dieron cuenta de inmediato de la estratagema. Mas, en lugar de reaccionar a las patadas, empezaron a ventilar en las juntas todos los asuntos que querían poner a la consideración de la administración, cuyo titular no los recibía, mucho menos los oía, pero sí recibía y oía al espía, quien acabó así convertido en el mensajero express del sindicato. Este fenómeno se dio por un buen rato, hasta que el rector descubrió que su espía había sido descubierto y utilizado por los sindicalistas para comunicarse con él. Así que el funcionario escolar despidió al espía y se sentó a negociar con sus profesores, llegando a tomar acuerdos con ellos que arrojaron grandes beneficios para la institución.

En los casi 40 años transcurridos desde que el "Fifo" y el primer prototipo de James Bond...

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