Felipe Díaz Garza/ El bosque invisible

AutorFelipe Díaz Garza

Aquí mismo y en diversas ocasiones he escrito para usted mis opiniones acerca de Vicente Fox, hoy presidente electo de México. Para bien o para mal, este hombre es controversial, ya sea por su lenguaje, por su calzado, por sus actitudes o por sus proposiciones de gobierno. Escribir de él, por lo tanto, garantiza al autor un gran flujo de correo, pues la personalidad de Fox es de esas que empujan, tanto a sus simpatizantes como a sus detractores, a escribir largas cartas en uno u otro sentido.

La pasión, pues sin duda el futuro Presidente despierta pasiones, hace también que las cartas a los periodistas que lo revisan sean tremendamente agresivas o tremendamente amistosas, más con el origen del tema, que en este caso sería Fox, que por lo que el articulista haya expresado, aunque por lo regular las reclamaciones o felicitaciones se las hacen directamente al autor, pero se debe a que consideran que el escritor dijo lo debido o lo indebido acerca de lo indebido o lo debido que hizo el personaje objeto de análisis.

Así, cuando el ex gobernador de Guanajuato era criticado periodísticamente por sus contradicciones en la campaña presidencial o por sus pataletas, como la del martes negro en la casa de Cuauhtémoc Cárdenas, o por sus ofertas en los terrenos social y económico, los que lo hacíamos recibíamos cartas en las que sus adoradores apasionados no nos bajaban de idiotas y nos amenazaban hasta con la muerte.

A pocos días de haber ganado las elecciones del 2 de julio, el guanajuatense anunció, precisamente ante periodistas, que propondría gravar alimentos y medicinas con IVA, del que el consumo de dichos artículos está exento. Y así como su guerra contra el PRI y las mofas de las que hacía objeto al candidato tricolor Labastida levantaron los ánimos a su favor, su advertencia, porque lo fue, de que aumentará los impuestos para obtener recursos para poder combatir la pobreza, levantó ámpula social y los periodistas a los que se nos ocurrió estar de acuerdo con la proposición impositiva nos fue como en feria y recibimos correo agresivo, insultante y amenazante, cuyos apasionados autores no nos bajaban de idiotas y nos amenazaban hasta con la muerte. En vivo, hubo quien me reclamó personalmente que hubiera apoyado lo que, en su opinión, era una idiotez mayúscula y más de lo mismo priista, "pues sólo a un idiota o a un priista se le puede ocurrir aumentar los impuestos, seguramente para robárselos". Le pregunté por quién había votado y...

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