Felipe Díaz Garza / Invasión federal

AutorFelipe Díaz Garza

Es fundamental detener las acciones de autodefensa emprendidas por grupos de ciudadanos particulares en Michoacán, pero igualmente replicadas, antes o después que las de Michoacán, en otras entidades de esta frágil federación.

Mayor la emergencia si, como en Tierra Caliente, la respuesta de los delincuentes a la campaña en su contra de los ciudadanos derivó en una guerra generalizada en la informal condición de enfrentamiento entre grupos, que no han podido apagar las autoridades estatales.

La fatal omisión es sin duda atribuible al Gobernador priista, Fausto Vallejo, que, a casi dos años de su elección, no acaba de tomar posesión de su cargo y de sus responsabilidades, entre las que se cuentan el establecimiento de la paz y la defensa irrenunciable de la ciudadanía y el territorio michoacanos.

No necesito detallar para usted el reporte de la guerra en Michoacán. Los medios de comunicación lo han hecho todos los días de este joven año con imágenes y estadísticas mortales terribles.

Todos los mexicanos miramos el escenario michoacano con miedo mal disimulado, alimentado por el fantasma de la expansión del fenómeno a otras entidades que, como se lo escribí líneas arriba, ya sufren, aunque todavía no tan gravemente, las consecuencias de la irresponsabilidad incompetente de autoridades locales y federales débiles y acobardadas.

Guerrero presenta también peligrosas expresiones del enfrentamiento entre milicianos populares y delincuentes, ambos grupos consentidos en su operación por la abdicación del Gobierno local a su misión principal.

De seguir así no es fantasioso pensar que pronto el territorio nacional todo será escenario de una guerra entre facciones ciudadanas, buenas y malas, consentida por autoridades que deberían impedirla.

El Gobierno federal tiene miedo y está justificado. Una guerra generalizada de milicianos contra delincuentes colapsaría al régimen, como ya ha colapsado a los Gobiernos de Michoacán y de Guerrero. Pero atacar la irregularidad con otra irregularidad no arreglará la situación, sino al contrario, la prolongará indefinidamente. La decisión federal de mandar un vigilante federal a sustituir a los vigilantes ciudadanos en su lucha contra los narcos es un error.

El Presidente Peña Nieto y su...

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