Felipe Díaz Garza / ¡Ahí viene el Nilo!

AutorFelipe Díaz Garza

Muy seguido ocurre que la Madre Naturaleza pone de manifiesto la verdadera naturaleza de nuestros políticos y funcionarios. Así es en todas partes, pero en nuestro país el fenómeno alcanza dimensiones que, si bien son graves, se tornan risibles, dando al discurso y la acción gubernamentales una expresión chistosa, diríase que tragicómica.

Para muestra basta un botón. Las lluvias no han sido demasiado intensas ni prolongados los chubascos. Nada como el "Alex" o el "Gilberto". No obstante, el viernes se colapsó el paso a desnivel que se construye en Lázaro Cárdenas a la altura de Mederos, abierto a la circulación desde junio pasado.

La causa aparente es que la corriente de dos arroyos que bajan del Cerro del Mirador empujó la pared sur del paso, derrumbando u obligando a retirarlas, 12 losas de concreto que cubrían el muro, lo que dio paso a un torrente sobre la vialidad que, obviamente, clausuró el paso.

Interrogado sobre lo sucedido, el delegado de la Secretaría de Comunicaciones y Transportes (responsable de la obra) sacó por delante la batea de babas, tan cara a los funcionarios públicos, para establecer, con un criterio de lo más técnico que pudo, que el problema fue el "agual" que le cayó, más al delegado Heriberto Treviño que al colapsado paso a desnivel.

"Tuvimos un gran exceso de agua, sobre todo en esa zona. Hay una fuerte corriente que vino de aguas arriba, vimos como Mederos estuvo inundada", expuso el funcionario.

"Nos informa Protección Civil que se desbordaron dos arroyos que están por arriba y eso fue lo que provocó la gran fuerza, la gran corriente de agua", agregó.

Muy bien, aceptando sin conceder que el breve aguacero del viernes hubiera generado la fuerza suficiente para perforar y derribar el muro sur del complejo vial que la SCT construye en Lázaro Cárdenas, creo que todos podríamos entender que hubo mucha agua y que por eso se colapsó el paso vial a desnivel en su cruce con el paso de los arroyos.

Pero lo que no podríamos entender es que no hubiera funcionario alguno, antes o al mismo tiempo que el inefable Heriberto, capaz de prevenir que, si se le atravesaban al curso natural del agua, ésta empujaría lo construido frágilmente y con incompetencia. No estoy...

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