Felipe Díaz Garza / Esto es un manicomio

AutorFelipe Díaz Garza

"Me parece que la propuesta de la pena de muerte, más que buscar que sea una solución, es un ardid político de quienes buscan sacar provecho del malestar general de los mexicanos por la falta de seguridad". Eso escribe el lector Fernando Nieto Reyes en una carta a este grupo de periódicos, y sin duda tiene razón, igual que la tiene al afirmar que el problema es la impunidad y al preguntar acusadoramente: "¿quién va a llevar a cabo los juicios?, ¿los que dicen que el 'Góber Precioso' no tiene responsabilidad por el secuestro de Lydia Cacho?, ¿los que siempre absuelven a los Bejarano e Ímaz?". La carta del señor Nieto concluye draconianamente: "Mientras haya corrupción, nada va a funcionar".

Sin duda hay un interés político torvo en la proposición legislativa para restablecer la pena de muerte como castigo a crímenes mayores, que ha sido empujada por el gobernador coahuilense Humberto Moreira, secundado por legisladores levantadedos que representan al gobernador y no al electorado. Humberto, igual de desfasado y oportunista que su antecesor Enrique Martínez y Martínez, quiere ser Presidente y encuentra combustible para la hoguera de su ambición en el miedo y en el enojo colectivos: "Si Calderón pudo, que no pueda yo", dirá el dicharachero gobernador de Coahuila.

Pero, con todo lo torvo y aprovechado de Moreira, lo cierto es que tampoco hay duda de que ese miedo y ese coraje populares existen y coexisten justificadamente, provocados por el avance de la delincuencia y por la incapacidad del gobierno mexicano para contenerla, lo que quedó sobradamente demostrado en los deprimentes e improductivos resultados alcanzados en los primeros 100 días del acuerdo contra la inseguridad.

El presidente Calderón, igual de dramático que el gobernador Moreira al decir que a los delincuentes "los fusilamos, los degollamos, los ahorcamos o les aplicamos una medida light, la inyección letal", ha ofrecido reiteradamente utilizar toda la fuerza del Estado contra la delincuencia. Lamentablemente la fuerza del Estado y la del propio presidente Calderón han resultado insuficientes en la práctica, no en la especulación metafísica, que es el terreno en el que se expresa la proposición del bárbaro del norte y gobernador de Coahuila, Humberto Moreira.

Quienes son capaces de pensar sensatamente, como Fernando Nieto que nos escribe, saben que la delincuencia se abate pescando, procesando y castigando a los delincuentes, para todo lo cual ya existen figuras suficientes y...

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