Felipe Calderón Hinojosa/ El sexto Informe de Gobierno
| Autor | Felipe Calderón Hinojosa |
Lo primero que hay que decir del sexto y último Informe de Gobierno es que no lo fue. En efecto, el presidente Ernesto Zedillo recurrió nuevamente al expediente de entregar el Informe por escrito y limitarse a dar un mensaje político. Un mensaje presidencial, como mensajes presidenciales son también los que emite cada sábado por radio, o los que da a conocer con motivo de la Navidad o el año nuevo, o bien como aquellos en los que expresa su sentir después de una elección e informa realmente quién ha resultado ganador, así sea alguien que provenga de un partido distinto al suyo, trátese de Cuauhtémoc Cárdenas en 1997 o de Vicente Fox en el 2000.
No me opongo a que el Presidente dé mensajes. Lo que no me parece es que se cancele de plano un acto orientado verdaderamente a informar respecto "del estado que guarda la Nación", tal y como la Constitución establece. La verdad es que se trata de un momento oportuno para realizar un balance serio y objetivo de cómo se encuentra el país. Y aunque tal balance pudiese ser hecho en cualquier momento, difícilmente puede encontrarse una oportunidad como ésta para hacerlo a partir de un entorno republicano como éste. Ello no implica por supuesto que se pretenda volver a los esquemas casi monárquicos que se estilizaron en México a propósito del Informe Presidencial. Se trataba en esencia de la expresión fehaciente del más exacerbado presidencialismo. Un acto cortesano centrado en la figura del todopoderoso que finalmente ha quedado atrás. Por lo mismo deben plantearse nuevos esquemas que permitan que este acto cumpla con sus verdaderos objetivos: interacción entre poderes e información y rendición de cuentas a los ciudadanos.
Más allá de las formas, los "mensajes" del presidente Zedillo brillaron por sus omisiones. Este no fue la excepción, y por tercera o cuarta vez el problema de Chiapas simple y sencillamente no mereció su atención. Tampoco algunos de los problemas más relevantes del periodo que se analiza, como lo son el conflicto que durante meses tuvo criminalmente paralizada a la Universidad Nacional Autónoma de México o el más reciente y bochornoso caso del Registro Nacional de Vehículos. El tema de la inseguridad pública, por ejemplo, apenas si mereció una referencia, que desde luego no tiene punto de comparación con el tamaño del agravio y la indignación que este tema causa en la ciudadanía. Incluso respecto del caso de la UNAM, por citar un ejemplo, bien se pudo haber señalado lo que es conocido...
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