Felipe Calderón Hinojosa/ Sobre el mismo tema

AutorFelipe Calderón Hinojosa

Escribo cuando aún no se dispersa la polvareda. En la escaramuza hay, por supuesto, datos de sumo interés. Hoy los candidatos multiplicaron referencias, alusiones, réplicas. Si se mira con calma se verá que hubo más información de la que se esperaba en un espacio tan pequeño y en un formato tan reducido. Se criticó mucho la conformación del encuentro, y sin embargo, permitió a los protagonistas más movilidad que la anunciada. Sí hubo debate, aun en la rigidez. En un país al que se le ha negado sistemáticamente la oportunidad de contar con una clase política que debata de cara a la Nación, el evento del martes es muy positivo por donde quiera que se le vea. Queda pendiente la verdadera discusión de los temas nacionales. No se abordaron con seriedad y, ahí sí, el formato y el número de participantes sólo permitieron en el mejor de los casos, buenos deseos, enunciados generales. La verdad es que en tal ayuno de encuentros directos apenas el primero de ellos no podía ser más que una pasada para conocer a los candidatos, medir sus reacciones, su talante.

Francisco Labastida fue al ataque. Echado para adelante, se comportó como lo que en realidad es: el retador en la contienda, el segundo lugar. Se pasó de tueste. El núcleo central de su argumentación fueron sus propios remordimientos de conciencia acerca del PRI y del sistema político. Su introducción fue un largo e inverosímil "mea culpa". La expresión más ofensiva contra Vicente Fox simplemente proyectó su subconsciente, su duelo interno de identidad política: "Me recuerdas al viejo PRI", le dijo, es decir, al PRI que hizo a Labastida miembro del gabinete de López Portillo, al de De la Madrid, con el cual fue secretario. El PRI que lo hizo gobernador por dedazo, el suyo, el del México viejo que representa y del que desesperada e infructuosamente quiere desvincularse. Trató de hacer suyo el concepto de cambio frente a cinco candidatos que con mayor o menor razón se lo disputan. El error fue craso, pues el concepto más elemental de cambio político en México está asociado con el cambio de gobierno, con el cambio de partido. El PRI es la permanencia por antonomasia. La alternancia es el cambio.

En el ataque directo a su adversario dispuso las cosas de tal manera que propició que las contraofensivas de Fox se convirtieran en dos de los golpes más certeros de éste último. Uno, en el que las comparaciones contundentes sobre desempleo, criminalidad y obra pública dejaron mal parado al ex gobernador de...

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