Federico Reyes Heroles / Urgencia

AutorFederico Reyes Heroles

Imaginemos un país grande, grande y pobre. En ese país, que podría tener digamos 105 millones de habitantes, por lo menos una de cada dos personas vive en la pobreza y una de cada cuatro en pobreza extrema. En ese país, por cierto con una buena dotación de recursos naturales, bosques y selvas desperdiciados y en proceso de destrucción permanente, mares subaprovechados, notables atractivos y potenciales turísticos, petróleo y gas en abundancia, en ese país las carencias son también apabullantes. No hay agua suficiente y la que hay se desperdicia. La agricultura está empecinada en producir lo que no le corresponde convirtiéndose así en el mayor grillete que ata a millones a la pobreza; la infraestructura es insuficiente y la necesidad de capital toca todos los rincones. Ese país tiene frente a sí la posibilidad realista de alcanzar niveles de desarrollo muy aceptables en digamos, 30 años. Pero en ese país pareciera que el transcurso del tiempo no importa, es un país sin prisa, sin sentido de urgencia, inmerso en un mundo que galopa.

La capacidad de distracción de ese país es verdaderamente notable. Teniendo problemas centrales para su desarrollo pasan las semanas, los meses, los años, las décadas y nada ocurre. Es como si la condición lacerante de más de 50 millones de pobres no importara. Incluso los que ya gozan de beneficios básicos podrían estar mejor, pero nada sacude a ese país. Allí, a decir de un destacado historiador y novelista de nombre Aguilar Camín, sigue imperando la idea de que la riqueza surge por un acto de apropiación indebida, se hurta y no se genera. Quizá por eso la prosperidad no es vista como cosecha sino como producto de un acto de suerte, designio de la fortuna. Por eso quizá también no se le pone atención a los problemas terrenales que podrían llevar prosperidad a millones.

Dijimos que los problemas centrales eran enumerables, finitos. El primero es la inseguridad jurídica, el amplio mundo de la ilegalidad. Ese país no se ha capitalizado al ritmo que podría en buena medida porque los derechos patrimoniales no gozan de garantías cabales, allí todavía hay tribunales especiales, aberración en todo Estado de derecho que se respete, para asuntos tan delicados como la propiedad rural. En ese país curiosamente las instancias de investigación de los ilícitos dependen del Poder Ejecutivo. Sobra decir que los criminales están adentro y no se investigan a sí mismos, por eso la impunidad es increíble. En ese país la informalidad...

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