Federico Reyes Heroles / Necedad

AutorFederico Reyes Heroles

Hoy no tengo mucho que ofrecer. Éste es un artículo sobre un tema conocido. La información no ha cambiado. Lo nuevo sólo confirma lo que ya sabíamos. Hace años, décadas, que se habla al respecto. El diagnóstico es muy claro. Y, para agravar el aburrimiento, las soluciones también son evidentes. No soy especialista en el tema, de hecho no soy especialista en nada, pero hay muchos profesionales muy serios y coinciden. O sea que tampoco hay una discusión importante sobre paradigmas, metodologías u objetivos. Los responsables están plenamente identificados: autoridades federales, estatales, municipales y también, de manera muy destacada, la ciudadanía. Es decir, todos somos responsables. Es un problema de leyes, de tecnología, de inversión, pero también educativo y cultural. Insisto, a diferencia de otros, este asunto tiene soluciones claras. De ahí el enojo.

Sobra decir que al no tomar las decisiones necesarias el problema se ha agravado. Me imagino que el lector empezará a sentir cierta desesperación y que además ya sospecha el tema. Entendería perfectamente que decidiera no seguir leyendo y aventara el periódico con molestia. Pero ni hablar, por lo visto ni los argumentos, ni las demostraciones, vamos ni siquiera el sufrimiento de millones de mexicanos, la falta de sanidad, las enfermedades, la incomodidad pero también la muerte han sido suficientes. Va desde abajo.

La humanidad sólo sobrevive con agua dulce pero vive rodeada de agua salada. Sólo el 0.4 por ciento del agua del planeta está disponible para la supervivencia de alrededor de 6 mil 500 millones de seres humanos. Dada la brutal deforestación y con el aumento de las temperaturas hay zonas del planeta, como el centro de África, en donde la nubosidad ya no alcanza a penetrar las tierras continentales. El calor es tal que las nubes se ven derrotadas en su misión de transportar el agua. Si esto le suena a usted muy lejano debo recordarle que hay entidades norteñas de nuestro país como Sonora, Zacatecas, Chihuahua, Coahuila y Nuevo León en las cuales ha ocurrido algo similar. Hay niños que vinieron a conocer la lluvia a los cinco años o más.

Los mexicanos somos campeones en depredación. La cifra oscila pero cada año perdemos alrededor de medio millón de hectáreas de selvas y bosques. Cuando Alexander von Humboldt entró al territorio por Guerrero quedó asombrado de la gran riqueza de flora y fauna de Chilpancingo. Sí, leyó usted bien. A pesar de ello podemos afirmar que los cielos de...

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