Federico Reyes Heroles / Los otros culpables

AutorFederico Reyes Heroles

Hace 10 años caía baleado Luis Donaldo Colosio. La terrible escena mostrando la fragilidad letal de un ser humano, repetida al infinito, sacudió al país y recorrió el mundo. Una década después más del 90 por ciento de los mexicanos sigue pensando que fue un complot. Con la cabeza repleta de intrigas evadimos lo evidente: hay un asesino confeso, es por cierto un desquiciado mental; allí está la pistola barata, el anuncio previo a la novia y un vacío de motivos. Fiscales especiales han entrado y salido concluyendo lo mismo: fue un asesino solitario. Lo paradójico del caso es el rechazo a la versión sustentada en los hechos: nos parece inverosímil y poca cosa. Con superficialidad desechamos esa posibilidad. Volvemos el rostro para no mirarnos al espejo.

En la versión del complot un grupo obligadamente pequeño, con un fin avieso, fue quien tomó la decisión. Un horror. La ambición de poder da para todo. Hay que encontrarlos y se acabó. Por cierto no ha ocurrido ni hay nuevas pistas. Pero en el caso del asesino solitario el veneno, la violencia como alternativa, está en la sociedad, esperando brotar en cualquiera, Aburto por ejemplo. El veneno está entonces en nosotros mismos. La teoría del complot nos entretiene y así nos evadimos de la realidad: la sociedad mexicana está enferma, invadida de violencia. Violencia fue la alternativa tomada por el EZLN. Violencia la desatada entre las comunidades por conflictos religiosos o étnicos, no sólo en Chiapas, también Nayarit o Hidalgo. Violencia la de los guardias blancos fuera de control. Violencia la de supuestos policías, Aguas Blancas y compañía. Violencia la de los frecuentes linchamientos, como en Morelos, de los cuales escuchamos como parte de la normalidad. Violencia la de los enfrentamientos entre narcos que se apoderan de las ciudades. Violencia la de las decenas de miles de crímenes que cada año reciben la impunidad como respuesta.

Hoy 23 de marzo podríamos armar una nueva teoría de la conspiración que seguramente vendería muy bien y de nuevo dejaríamos de lado el hecho de que tres de cada cinco mujeres han vivido algún tipo de violencia en sus hogares y que los desequilibrados como Aburto hoy pueden ser muchos más. Podríamos de nuevo presentar el hecho como algo verdaderamente excepcional sin admitir que hemos sido incapaces como sociedad de darnos normas eficaces para controlar las armas. Diez años después hay zonas de la Ciudad de México -Tepito-, pero también de Tijuana o por qué no de...

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