Federico Reyes Heroles / El cómo

AutorFederico Reyes Heroles

La semana pasada se presentó un informe especial de Human Rights Watch, HRW, sobre la situación de los derechos humanos en nuestro país. Se trata de una investigación en cinco entidades que muestra un severo deterioro en la materia. A pesar de los buenos modos desplegados por José Miguel Vivanco y su equipo que buscaron no personalizar la postura de HRW, los hechos no permiten evasiones. La lectura de nuestra realidad, hecha para legos, por momentos sorprende por el profundo sentido común que hemos perdido en la discusión. Resumo.

Después de dos décadas de disminución, la violencia se ha incrementado brutalmente en los años recientes; la tasa de homicidios aumentó 260% entre 2007 y 2010; en cifras oficiales del 2006 al 2010 rondamos las 35,000 muertes relacionadas con la delincuencia organizada; el incremento en la violencia ha sido consecuencia en gran parte de la rivalidad entre cárteles muy poderosos, incluidos aquellos vinculados a otras actividades ilícitas como la trata de personas; esas actividades han afectado prácticamente todas las esferas de la vida pública con modalidades delictivas como la extorsión, los secuestros en masa, el asesinato de servidores públicos y otras encaminadas a infundir terror entre rivales y entre la población en general.

HRW no cuestiona la decisión presidencial que está en el origen: "Cuando Calderón asumió la presidencia en el 2006, heredó un país donde los cárteles consolidaban... su presencia y las fuerzas de seguridad -militares y civiles- tenían extensos antecedentes de abusos e impunidad...". Pero la obligación del gobierno es "asegurar que el sistema de justicia penal funcione de manera adecuada...". Viene la crítica de fondo: "En lugar de adoptar las medidas necesarias para reformar y fortalecer las deficientes instituciones de seguridad pública... Calderón decidió emplearlas para llevar adelante una 'guerra'...". Hay así alrededor de 50,000 soldados asignados a operativos en los cuales se asumen responsabilidades propias de la policía y del MP: patrullaje de zonas, intervenir en los enfrentamientos y, muy relevante, investigar y obtener datos de inteligencia.

A la presencia del Ejército y la Armada, se "sumaron" más de 2,200 fuerzas policiales, estatales y municipales. Es muy cuestionable la "suma". Lo demás el lector seguramente lo ha escuchado: tortura, desapariciones forzadas, ejecuciones extrajudiciales y un etcétera muy largo y doloroso. "La evidencia sugiere que habría participación de...

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