Federico Reyes Heroles / El nuestro

AutorFederico Reyes Heroles

Para Uca.

Pienso en mi bisabuelo Vicente que llegó a finales del XIX. Venía de Vinaròs, un poblado de pescadores cercano a Barcelona. Él y Rosalía, su callada acompañante, eran iletrados. Vicente firmaba con una X, pero eso no le impidió abrirse paso en la vida. Se instalaron en Tuxpan, Veracruz y comenzaron a trabajar sin pausa. Su idea fue tan sencilla como eficaz: servir de puente entre los buques y la tierra firme, puente que él hizo posible gracias a unas barcazas que se imponían a los caprichos del mar. Así garantizó a los tuxpeños el arribo de las mercancías para su supervivencia y también de la correspondencia. Llegó, como casi todos los inmigrantes, por la miseria que lo perseguía. Murió siendo un hombre próspero y respetado.

Vicente y Rosalía tuvieron tres hijas, una de ellas llamada Carmen. La describen como bella y con chispa. Quizá fue eso lo que cautivó a mi abuelo, Jesús, que había llegado a principios del siglo XX también en la ruina. Él salió de Almería, hoy un centro productor agropecuario muy importante, hace un siglo un páramo ahogado en la pobreza. Como buen andaluz Jesús se acomodó en la vida con alegría, se dedicó al comercio, fue distribuidor de cerveza. Su tiempo libre lo pasaba en largas jornadas de dominó. Jesús y Carmen perdieron muchos hijos, una desgracia muy común en la época. Sólo sobrevivieron dos, uno de ellos mi padre. Él estudió la primaria en Tuxpan y, terco como era para los estudios, se fue a Tampico a cursar la secundaria. En Tuxpan no había ese nivel. Los dineros familiares escaseaban pero fueron suficientes para hospedarlo con familiares o en casas de huéspedes. Al terminar la secundaria se tuvo que ir a San Luis Potosí a cursar la preparatoria. Allí se hospedó con la familia Calvillo. Terminó el ciclo en dos años y siguió su periplo en busca de educación.

Recorrió así parte del país hasta que llegó a la capital. Con una beca-crédito de la UNAM, se hizo abogado. Cuando llamó a su madre para informarle que le habían dado mención honorífica ella preguntó ¿y qué es eso? Toda su educación formal la obtuvo en instituciones públicas. Su desempeño y los brillantes maestros que tuvo le facilitaron otra beca para ir a estudiar a Argentina, cuya Facultad de Derecho era en ese momento cuna de grandes juristas. A su regreso dedicó su vida al pensamiento, a la historia y al servicio público y se convirtió en un referente nacional. Su obra la publicaron instituciones como la UNAM y el FCE creadas por el Estado...

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