Federico Reyes Heroles / Por una izquierda progresista

AutorFederico Reyes Heroles

Algo no cuadra. Ser de izquierda hoy, en México, se está volviendo muy complicado. A diferencia de lo que ocurre en otras latitudes en que la concepción de izquierda se amplía y su fuerza crece, en nuestro país los dogmas y las degradaciones han convertido al sello de izquierda en un galimatías. Antes alguien que luchaba por el cambio, quien era crítico del statu quo, era visto de inmediato como progresista. Los que se encontraban en el polo contrario, los que consideraban que las penas nacionales siempre tenían una explicación profunda, un justificante, eran los reaccionarios. Los primeros casi siempre eran de izquierda y los segundos de derecha con muchos matices intermedios. La izquierda apelaba a los intereses generales y la derecha a los particulares. Pero en México las categorías han sido trastocadas. La confusión impera.

En un hermoso libro llamado Diccionario del ciudadano sin miedo a saber, Fernando Savater afirma que hay reaccionarios de derecha y también de izquierda y que esa definición casi binaria, reaccionario o progresista, en contra del cambio o a favor de él, resulta mucho más útil. Un ejemplo, México es uno de los países del mundo con mayor desigualdad. Es un lugar común, ya casi nos acostumbramos al hecho como algo irremediable. Pero en el mundo la desigualdad se combate con muchas armas, la principal es un sistema fiscal progresivo. Por lo tanto en México los progresistas deberían de estar a favor de modificar lo existente, por que algo está muy mal. Nuestro sistema fiscal es muy deficiente: brutal evasión, elusión y concentración en pocos causantes. Se grava más a la producción que al consumo. Los opositores a una reforma hacendaria profunda argumentan que la desigualdad podría empeorar. Con esa premisa lo mejor en un país con decenas de millones de pobres es no moverse. Una conclusión reaccionaria.

La izquierda en el mundo apoya medidas generales: seguridad social para todos, sin privilegios; pensiones y por supuesto educación eficiente y universal tanto como sea posible. La derecha pelea por derechos grupales. Pero en México resulta que muchos de los sindicatos más voraces, aquellos que impiden la expansión de los servicios a todos los mexicanos ¡son defendidos nada menos que por los que se dicen de izquierda! Un ejemplo, según las cuentas de Carlos Elizondo el subsidio anual a la Compañía de Luz y Fuerza, una empresa que debería ser rentable, es equivalente a la suma de los subsidios de la UNAM, el IPN y la UAM. Un...

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