Federico Reyes Heroles / Cuestión de principios

AutorFederico Reyes Heroles

Hace 10 años el país se desgarraba en discusiones estériles, de principios, decían. El TLC nos rendiría frente al imperio, perderíamos control sobre nuestro destino político, dejaríamos de ser soberanos. Humillados, vencidos, entregaríamos nuestra alma al demonio mismo. El nacionalismo en sus peores y añejas versiones salió a la plaza pública con las espadas desenvainadas. Era una cuestión de principios, no de comercio. Por fortuna en aquella acción ganó la sensatez. Visto a la distancia la mayor lección del episodio no es la diversidad de opiniones, que siempre es deseable, sino las consecuencias del envenenamiento ideológico en la discusión. Se rechazaba el TLC invocando verdaderos fantasmas.

Diez años después es claro que el TLC no es el edén pero sí ha sido un excelente impulso para el crecimiento y la modernización del país. El Banco Mundial ha publicado recientemente una amplia evaluación, van algunas cifras. En los 10 años previos al 93 la inversión extranjera directa fue de poco menos de 27 mil mdd. En los 10 años posteriores rebasa los 121 mil. Del 93 al 2002 las exportaciones a Estados Unidos crecieron 234 por ciento y 203 por ciento al Canadá. El tradicional déficit comercial con nuestro vecino del norte se convirtió en superávit. Por supuesto que la crisis del 94-95 puede distorsionar en algo los datos, pero al final de cuentas los beneficios concretos han sido innegables. El impacto, no podía ser de otra forma, es desigual. En las entidades cercanas a la frontera o a vías modernas de comunicación los salarios tienden a ser más altos. El "cheap labor" o trabajo barato, esgrimido por los opositores estadounidenses al TLC como la gran trampa, ha mostrado que no resulta un factor decisivo.

Dos son las enseñanzas evidentes. A la larga sólo la mano de obra calificada atrae buenas inversiones y ello facilita el éxito empresarial. La infraestructura resulta determinante. Niveles educativos e infraestructura condicionan la productividad. Las críticas a los resultados del acuerdo también son muy concretas: no ha creado los empleos esperados. Se calcula que alrededor de 500 mil plazas son consecuencia directa del TLC. Sin embargo, en el sector agrícola se han perdido en la misma década un millón 300 mil. Las preguntas allí serían, ¿se hubieran conservado sin el acuerdo?, ¿es deseable aferrarse a empleos improductivos que sólo disfrazan, a través de subsidios, el brutal rezago productivo y de inversión en el agro mexicano debido a décadas...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR