Nuestro Federalismo

AutorCarlos Sánchez Lara T.
CargoDirector Adjunto Instituto Mexicano de Estrategias, S C
Páginas1-3

Es mínima, si acaso, la aparición de autoridades municipales en las coberturas noticiosas de los apoyos gubernamentales por los recientes desastres (huracanes, inundaciones, sismos), en notorio contraste con el caso de las federales y estatales, destacadamente el presidente de la República y los gobernadores de los estados involucrados.

En momentos de crisis como los actuales, así se refleja nuestro disfuncional federalismo. Así nació y así se desenvolvió. No puede presentarse de otra manera. Porque nuestro federalismo fue creado desde la cúspide de la pirámide y no desde su base, como es el hecho, por citar sólo unos cuantos ejemplos, del estadunidense, el francés o el alemán.

Constitucionalmente (artículo 115), el municipio es ?la base de la división territorial y de la organización política y administrativa de las entidades federativas de la Federación.” Pero no sólo eso, también es libre, ya que disfruta de autonomías política, jurídica, administrativa y financiera. En la práctica, empero, muy pocos, por no decir que ninguno de los 2,446 municipios y de las todavía 16 delegaciones de la Ciudad de México ejerce cabalmente esa libertad y esas autonomías.

La sola existencia, dentro de la Secretaría de Gobernación, del Instituto Nacional para el Federalismo y el Desarrollo Municipal, ya es reveladora de la deficiencia e ineficiencia de nuestro federalismo y, por supuesto, de su enorme base municipal. Más aún, de acuerdo con información oficial de la propia Secretaría de Gobernación, ?la principal fuente de ingresos de la mayoría de los municipios mexicanos, hoy en día [2014], son las transferencias federales que significan 49% de sus ingresos -en promedio-, pero hay 1,020 municipios [42% del total] cuya dependencia es mayor a dicho promedio.”

Y es que, como lo señala Arnaldo Córdova en La formación del poder político en México (1972), ?el proceso de desarrollo de nuestro país, como en casi todos los países subdesarrollados, es esencialmente inverso al que se observa en la Europa occidental, en donde la función unificadora la desarrolla un mercado nacional que se organiza al margen del Estado, también nacional, e incluso, obrando sobre este último como motor determinante.”

Para este autor, entonces, “el punto nodal del desarrollo de nuestro país lo constituye la forma peculiar en que política y economía confluyen en el problema. Es tal el papel dinámico que el elemento político juega en el desarrollo de México -agrega-, que las fuerzas...

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