Del faro a la muralla

AutorLuke F. Smith

Durante 2 mil años, comenzando en el 253 a.C., una sucesión de dinastías chinas erigió cinco muros defensivos diferentes en su frontera norte. Su único propósito era defender el territorio chino del saqueo de las tribus hunas, mongolas y turcas que venían de lo que actualmente es Mongolia.

En nuestros días, la Gran Muralla se extiende en la formidable cantidad de 6 mil 352 kilómetros y aproximadamente fija o delinea la frontera entre China del norte y la Mongolia interior.

Aunque los historiadores difieren con respecto a la efectividad de estas murallas como un mecanismo defensivo en contra de la invasión, el costo humano de su construcción fue inenarrablemente horrible.

Hasta un millón de trabajadores murieron durante la construcción de la muralla, que verdaderamente se ganó el horripilante título de "El cementerio más largo de la Tierra".

Alemania coqueteó con su propia muralla durante la Guerra Fría. Concebida por el Primer Ministro de Alemania Oriental, Walter Ulbricht, y en última instancia aprobada por el líder soviético Nikita Khrushchev, la construcción del muro de 45 kilómetros comenzó en agosto de 1961.

El muro mismo tenía un propósito: reducir la oleada de refugiados económicos y políticos que huían de Europa Oriental al Occidente, que era relativamente más atractivo.

Durante su vida de 28 años, el muro logró su propósito. La emigración del oriente al occidente se redujo de 2.5 millones entre 1949 y 1962 a 5 mil entre 1962 y 1989. Sin embargo, sin haber sido previsto por quienes la diseñaron, el muro fue un desastre de propaganda para Alemania del Este y para el bloque comunista.

Con el tiempo se convirtió en un símbolo clave de lo que las potencias occidentales consideraban una tiranía comunista.

El 12 de julio de 1987, en la Puerta de Brandenburgo, el principal guerrero de la Guerra Fría, Ronald Reagan, a unos pasos de la muralla, retó al Premier soviético: "Secretario General Gorbachev, si usted busca la paz, si usted busca prosperidad para la Unión Soviética y para Europa Oriental, si usted busca la liberalización: ¡Venga a esta puerta!, ¡señor Gorbachev, abra esta puerta!, ¡señor Gorbachev, derrumbe este muro!".

Veinte años más tarde, la nación que se ostentaba como "el faro de la esperanza" está contemplando su propio monumento a la opresión política: la construcción de una barrera de 3 mil 200 kilómetros a lo largo de su frontera sur.

Esa barda de seguridad estilo israelí, según argumentan sus partidarios, es la única...

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