Farid Kahhat / Algo se pudre en el Asia central

AutorFarid Kahhat

Tal omisión no se debe sólo a que, a diferencia del Asia Central, el Medio Oriente alberga a regímenes hostiles a los intereses de algunas potencias occidentales.

Deriva también del hecho de que incluso los gobiernos árabes aliados de occidente mantienen diferencias con las políticas de algunos de esos Estados en su región del mundo: desde la invasión a Iraq hasta el apoyo a la ocupación israelí, pasando por la presión misma a favor de reformas democráticas. Presión que virtualmente no existía en el Asia Central.

Sin embargo, al igual que el Medio Oriente, en meses recientes vientos de cambio parecieron soplar también en el Asia Central: cuando se suponía que el ejemplo de Georgia y Ucrania no podría cundir en esa región, Kirgistán desafió todos los pronósticos.

Medios como la revista "The Economist" comenzaron a hablar de un efecto dominó que podría arrasar con todas las autocracias de la región.

Sin embargo ese mismo medio creyó identificar el hilo conductor que unía esas tres experiencias: primero se produce una fase de liberalización política en la que algunos miembros del antiguo (e irremisiblemente corrupto) régimen comienzan a labrar sus credenciales como futuros líderes de la oposición.

Luego se producen elecciones lastradas por el fraude, las que llevan a movilizaciones de protesta. Finalmente, unos servicios de seguridad debilitados y divididos no reprimen esas protestas con la contundencia esperada.

El desenlace de esa trama era la caída (por renuncia, fuga o derrota electoral) del autócrata de turno, el cual era reemplazado por uno o más de sus antiguos socios bajo la promesa de llevar a cabo reformas democráticas.

Para efectos prácticos, salvo por que el hecho de que se trata de una cleptocracia, el régimen presidido por Islam Karimov en Uzbekistán no cumplía con ninguna de las condiciones estipuladas para conducir a ese desenlace.

Tal vez por eso las manifestaciones en la ciudad de Adijan (ubicada en una zona aledaña a Kirgistán) no tuvieron inicialmente una motivación política, pese a lo cual la respuesta del gobierno de Karimov fue fulminante y letal: abrir fuego contra manifestantes inermes, dando muerte a cientos de ellos.

Existe sin embargo otra característica compartida por los casos de Georgia, Ucrania y Kirgistán que el recuento anterior ignora, y que también parece haber estado ausente en el caso de Uzbekistán: el retiro (extemporáneo, pero retiro al fin) de...

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