Los fantasmas de fundidora

Sería a mediados del año de 1987 cuando me comisionaron para ser parte de la guardia que custodiaría el desmantelamiento del interior de las naves que formaban parte de Fundidora Monterrey. Nosotros trabajábamos en una compañía privada, pero también estaban ahí guardias de Seguridad Pública del Estado y otras corporaciones.

Éramos cuatro los compañeros que cubríamos turnos de 8 horas, realizando rondines a las 11:30 de la noche, 3:30 de la madrugada y 5:00 de la mañana. En la entrada principal estaba ubicada nuestra caseta y desde ahí salíamos a supervisar los alrededores.

La empresa nos proporcionó una camioneta blanca, para que nos trasladáramos por todas las áreas y rincones de esta antigua acerera. El problema era que yo no sabía manejar, pero ahí aprendí gracias a un compañero que por ningún motivo quería realizar los rondines en la madrugada.

Él hacía lo administrativo, mientras yo daba las vueltas; no me pareció tan mala idea, hasta que le pregunté el motivo de su rotunda negativa. Sucede que había tenido varios encuentros desafortunados con lo sobrenatural y, además, le contaron cosas terribles que pasaban hacia el interior de las naves.

Yo siempre he dicho que hay que tenerle más miedo a los vivos que a los muertos, así que con esa consigna comencé a visitar las áreas. Recuerdo que cierto día llegué hasta la entrada de uno de estos edificios, me bajé de la camioneta, encendí mi lámpara "spot light" y caminé unos pasos al interior que parecía una auténtica boca de lobo.

Como estábamos en pleno verano, hacía un calorón endemoniado y esto me llevó a recordar el que desprendían aquellos enormes hornos que ahora lucían apagados. Iluminé las largas escaleras de metal que llevaban hasta el tercer piso y me dirigí a ellas.

Estando arriba claramente escuché que varias personas bajaban apresuradamente por el pasillo y las escaleras de metal. Enseguida iluminé la zona, pero ahí no había absolutamente nadie y con incredulidad bajé hasta la primera planta sin encontrar ningún indicio.

En otra ocasión que andaba por esos rumbos escuché claramente que alguien murmuraba a mis espaldas y cuando voltee, sólo encontré mi sombra proyectada en el pasillo. Algunas veces me chistaban, otras chiflaban, se oían gritos desgarradores y voces apagadas, entre otras cosas.

Cierta noche claramente percibí sobre mi...

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