Proyecto Familia / Respeta la carrera que quieran estudiar

AutorLucy Garza de Llaguno

Los chiquitos rara vez preguntan qué serán o en qué trabajarán cuando crezcan. Ellos están seguros de lo que quieren ser y lo expresan: "Mamá, voy a ser doctor cuando sea grande para curar a mi abuelita", "yo seré astronauta y llegaré a Plutón".

Los niños confían en su temperamento, en su personalidad que les pide realizarse en una vocación concreta. Más aún, juegan a su vocación. Así tenemos constructores de bloques, maestras de muñecas, mecánicos destructores y diseñadoras de modas disfrazadas de princesas.

Los pequeños no están confundidos por los medios, las presiones de los papás o los amigos, ni por las exigencias económicas. Ellos eligen con libertad.

Para cuando los hijos adolescentes se enfrentan a la gran incógnita de qué ser en su vida profesional, los padres han escuchado sus deseos por años, también han visto cuáles son sus juegos favoritos, cuáles las materias que disfrutan más en la escuela, saben de sus dones y debilidades.

¿Por qué entonces tanta confusión al decidir? ¿Quién o qué decide el futuro de los hijos?

AYUDA O IMPOSICIÓN

Los niños ya terminaron de jugar a las profesiones, ahora deben elegir un futuro real. El joven rodeado por abogados (su papá, su tío, su abuelo, su hermano mayor) parece no tener mucho que decidir. Si todos llevan esa vocación, pues debe también ser la suya, pensará.

El legado familiar de generaciones de abogados o doctores es fuerte y aniquila muchas verdaderas vocaciones.

Llevar el nombre del abuelo no implica que tengan el mismo llamado profesional. Para los hijos, es muy difícil desilusionar a aquellos que se ama rompiendo una tradición familiar.

Otro error, muchas veces inconsciente, se da cuando los papás quieren completarse en los hijos. Presionan a que ellos estudien aquello que les "faltó" hacer en la vida y que ahora quieren ver cumplido en sus hijos.

Cada persona tiene el derecho y la responsabilidad de vivir su propia vida. Más que elegir, es necesario ayudarlos a descubrir tanto sus dones como sus debilidades.

Después, apoyar su vocación. La vida es un gran regalo lleno de distintas misiones, una de ellas es trabajar para realizar la parte profesional de la persona.

Se es realizando lo que se es, lo que está dentro de la persona. Por eso, se habla de vocación, una inspiración que se lleva dentro que exige dar fruto en la vida real de cada día. La vocación no puede ser ignorada, pues tarde que temprano sacude hasta que se atienda su llamado.

¿ERES FELIZ CON LO QUE HACES?

La...

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