Familia LeBarón. Heridos en cuerpo y alma

Max Aub y Maritza L. Felix

ARIZONA, EU., noviembre 6 (EL UNIVERSAL).- No hay veladoras o flores ni osos de peluche afuera del Diamond Children's Medical Center en Tucson; tampoco hay cadenas de oración ni abrazos solidarios afuera del hospital pediátrico. Hay silencio, mucho, que solo se rompe con los enlaces televisivos en vivo de los reporteros. La calma tan insólita ante la tragedia de la familia LeBarón aturde.

Al sur de Arizona, la atención está centrada en la política. Es la noche de un martes electoral donde se confirma el triunfo de la primera alcaldesa latina en la historia de Tucson y se derrota la propuesta para esta ciudad en santuario migrante, pocos saben que cinco niños mexicoamericanos que sobrevivieron a una masacre entre Chihuahua y Sonora, que están aquí luchando contra heridas de bala y traumas impensables; particularmente a su edad.

"Ellos siguen peleando por su vida cada minuto", dijo Leah Langford-Staddon, familiar de las víctimas en una iglesia cercana al hospital. "Lo que pasó nos deja sin palabras, es espantoso", agregó.

Langford es una de las pocas personas que se atreve a hablar de la situación de sus sobrinos; los demás familiares tienen miedo. Entran y salen silenciosos del hospital, pasan desapercibidos, algunos ni siquiera se asoman a la calle. Hablan por teléfono quedito y escogen bien las palabras, temen que los asesinos vuelvan, ataquen y los maten; les espanta la idea de pensar que sus declaraciones pongan en riesgo a los suyos en México. Por eso evitan las cámaras, pero responden a las llamadas y los mensajes de texto.

"Es muy fuerte lo que pasó, muy triste, muy difícil, es muy difícil para uno asimilarlo y más para los niños, ¿qué se les dice para calmarlos cuando vieron morir a su madre?", expresó por teléfono una tía de los menores que prefiere quedar en el anonimato. "No hay palabras, no, no, no, no las hay".

--Emboscada a la familia LeBarón

Lo que a ellos les cuesta expresar es la masacre que sucedió en una carretera entre Sonora y Chihuahua, México, el lunes por la mañana. En una emboscada -que el gobierno mexicano adjudica al crimen organizado-, tres mujeres y seis niños fueron asesinados a sangre fría, con ráfagas de balas.

"Los niños están sumamente traumados y heridos", aseguró Alex LeBarón, familiar de las víctimas. "Pasaron horas solos, así fueron encontrados, solos con los cuerpos de sus madres tirados a un lado de ellos", añadió.

Los menores heridos fueron transportados por el Ejército...

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