Proyecto Familia / Tres grandes beneficios de comer con tu familia

AutorMaru Sweeney

"Estoy convencido de que una de las razones principales de la efectividad de sentarse juntos en familia en las comidas es el contacto a los ojos. Es una de las pocas veces que nos sentamos viéndonos a los ojos".

Kay Willis

Hace unos días asistí a una conferencia sobre cómo prevenir que los hijos sean víctimas de las drogas.

Me sorprendió escuchar que una de las principales formas de alejar a los hijos del alcoholismo y vicios relacionados con la droga, además del buen ejemplo y la educación, es sentarse a comer con ellos a la mesa en familia al menos una vez al día.

Es de sorprenderse cómo algo tan cotidiano y sencillo puede ser la clave para alejar a los hijos de los peligros de las drogas.

También aprendí otras muchas cosas que la comida en familia proporciona, no sólo en el desarrollo emocional de los hijos, sino en otros aspectos como en la comunicación padres e hijos y en la unión familiar.

¿COMEMOS JUNTOS?

De acuerdo con una encuesta llevada a cabo por el Food Marketing Institute, en 1995, las familias comen juntas 4.8 veces por semana.

Este resultado es bastante bueno para los norteamericanos, pero tristemente hoy debido a factores de la vida moderna como son las múltiples actividades académicas, extraescolares, la televisión, la computadora y los compromisos sociales, este buen hábito ha ido disminuyendo.

Existen tres beneficios importantes para reunirse alrededor de la mesa familiar durante las comidas:

  1. Beneficios nutricionales: Los padres son modelos para los hijos y a éstos les permite observar el gusto con que sus padres disfrutan de una variedad de alimentos saludables. Es más probable que los hijos prueben algo nuevo con mayor facilidad si observan que otros miembros de la familia también los están comiendo.

    Además, en la mesa los padres se dan cuenta de las preferencias alimenticias de sus hijos y de la cantidad que comen.

    Investigaciones diversas comprueban que los niños son más abiertos a probar alimentos nuevos cuando ellos ayudan a prepararlos. Así es que permítanles contribuir en las comidas de alguna manera, por ejemplo, asignando un día a la semana a cada hijo que escoja su menú favorito y así cuando crecen ellos también se vuelven más responsables preparando esa comida tal y como mamá o papá la preparan.

  2. Beneficios sociales: A pesar de que los horarios de algunos padres les dificultan comer con sus hijos más seguido, el sentarse a la mesa a comer con la familia resulta motivante.

    Las comidas son más amenas y...

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