Proyecto Familia / Que la crisis no te robe la atención de tus hijos

Martha Sáenz

Los adultos nos encontramos inmersos en nuestra propia desesperación y sufrimiento ante la encrucijada que nos plantea la crisis económica, llegándonos a sentir "atrapados sin salida".

Esto hace que toda nuestra atención y energía se concentren: primero, en asimilar dicha crisis, segundo, en evaluar alternativas y tercero, en encontrar soluciones.

Ésta se ha vuelto una tarea monumental sin lograr alcanzar ni siquiera el más mínimo avance, sino por el contrario, llegando a la cruda realidad de que en lugar de ir saliendo poco a poco del hoyo en el que nos encontramos, nos hundimos cada día más.

Este sentimiento y desalentadora realidad han obligado a que la mayoría de padres y madres estén absortos en dichos problemas, lo que ha impedido que se concentren y pongan atención a lo que está sucediendo dentro de la dinámica familiar.

Desafortunadamente, el problema social y económico que se está viviendo es mínimo comparado con el que se presenta en el desarrollo emocional de los hijos dentro del hogar, y que casi pasa desapercibido por el alto grado de estrés y tensión que la situación actual impone.

Fiestas, "miercolitros", cafecitos, despedidas, bienvenidas... dan la apariencia de que la juventud se encuentra inmersa en otro mundo, que se la pasan felices y que los problemas reales, si es que se enteran, ni siquiera los alteran.

Entonces, cómo se explica el hecho de que...

...el consumo de alcohol en jóvenes ha aumentado.

...cada vez se consume droga a más temprana edad.

...la violencia se ha empezado a desbordar desde la infancia.

...los conflictos en sus relaciones interpersonales se han incrementado.

...el rendimiento escolar ha disminuido.

Con el afán de solucionar y dar una estabilidad económica a los hijos, los padres han descuidado lo prioritario que es cómo se encuentran ellos, cómo están viviendo en una ambiente tan violento, cuáles son sus temores y angustias y, sobre todo, cuáles son las alternativas que ellos como jóvenes contemplan para su futuro.

La realidad es aterradora, hay que escuchar y observar lo que los jóvenes están pensando y sintiendo, sobre todo las soluciones que están tomando para enfrentar dicha realidad aterrorizante.

Ellos no se atreven a expresar o ventilar tales pensamientos a las personas que los podrían orientar y tranquilizar, y siguen ocultándolos para sí mismos, llegando esto a aumentar la presión interna que ya existe.

Las relaciones familiares se encuentran desbalanceadas y en muchas...

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