Facturas que dan gusto

AutorTeresa Rodríguez

Poca justicia les hace el nombre de facturas, pero así es como los argentinos llaman a sus panes dulces y salados, esos que compran por docena y que suelen acompañar la paba (tetera) de mate por la mañana o por la tarde.

"Los nombres de las facturas son muy chistosos, son como una queja política de los panaderos hacia la policía, la iglesia... por eso se llaman suspiro de monja, vigilante, sacramento", cuenta entre risas Agustín Badaracco, propietario de La Victoria, panadería argentina en el corazón de la Condesa.

La tradición panadera de aquel país sudamericano es herencia europea, italiana sobre todo, explica el chef, quien emigró hace 13 años a la Ciudad de México.

Agustín resalta que las principales diferencias con la panadería tradicional mexicana son el uso de mantequilla en vez de margarina; el tamaño de las piezas, que en Argentina son pequeñas, y la hora a la que se demandan. Los rellenos más comunes son crema pastelera, dulce de membrillo y dulce de leche.

"Nosotros no cenamos pan y nuestras facturas son mucho más chiquitas, por lo general se venden en docenas o medias docenas. El pan en Argentina suele salir muy muy temprano, a las seis de la mañana ya hay pan, mientras que acá sale a las ocho, ocho y media".

La pieza favorita de los mexicanos es la carterita de queso crema y zarzamora y los argentinos van a La Victoria por sus medias lunas rellenas de dulce de leche, asegura Badaracco.

Los favoritos

José Paz, maestro panadero de La Victoria, explica pieza por pieza:

1 Vigilante: alusión burlona a la policía. De pasta laminada con mantequilla y manteca, cubierto de membrillo y crema pastelera y barnizado con brillo

2 Bizochito de...

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