Ezra Shabot / Los espías

AutorEzra Shabot

Los aparatos de seguridad del Estado mexicano han cumplido con distintas funciones a lo largo de la historia. Durante gran parte del periodo de partido único, las labores de inteligencia se centraron fundamentalmente en la recopilación de datos y la puesta en práctica de mecanismos de represión o disuasión de disidentes políticos que eran vistos como los enemigos principales del régimen. Las negras historias del servicio secreto o de la Dirección Federal de Seguridad y sus subsecuentes mutaciones nos recuerdan la relación directa entre estabilidad política, régimen autoritario y represión selectiva.

Con el proceso de transición democrática iniciado desde los años setenta del siglo pasado, la posibilidad de mantener herméticamente cerrada la información sobre los procesos de represión ilegales se fue diluyendo poco a poco. La acción contra la guerrilla en sus distintas modalidades fue dada a conocer de manera tal que lo que pudo haber sido una operación ajustada a los mecanismos legales, se convirtió en una innumerable colección de abusos por parte de un Estado autoritario. Paulatinamente el espionaje político dejó de ser un instrumento fundamental de la seguridad nacional, para convertirse en una estrategia destinada a desprestigiar políticos de uno u otro bando en función de asuntos ligados a su vida privada, y en ocasiones a sus excesos en la propia actividad pública.

Pero el mundo del chisme y el escándalo de los políticos no es ya un asunto de seguridad nacional. Es en todo caso una forma de lucha política de bajo nivel, que no lesiona de forma alguna las instituciones del país. Es por ello que en la última década se ha producido un cambio significativo al interior de los aparatos de seguridad del Estado, al ser otros los enemigos de la sociedad y no la sociedad misma como lo era durante el priismo hegemónico. El narcotráfico, las bandas de secuestradores y traficantes de armas y personas son hoy el objeto a combatir por parte de gobiernos conscientes del poderío del crimen organizado y su capacidad de apoderarse de grandes espacios territoriales y políticos en el país.

La reestructuración del Centro de Investigación y Seguridad Nacional (Cisen) durante los últimos años se basó en esta nueva realidad, y a pesar de errores de planeación y operación, consiguió enfrentar exitosamente...

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