Ezra Shabot / Corto circuito

AutorEzra Shabot

Los canales de transmisión en el sistema político mexicano están hoy colapsados. Nadie parece encontrar interlocutores válidos capaces de articular un proyecto que genere los consensos mínimos que se requieren para gobernar. Es cierto que el prematuro adelanto de sucesión presidencial complicó aún más la posibilidad de llegar a acuerdos; pero el problema no está ahí, sino en la falta de madurez de una clase política incapaz de sacrificar la legítima lucha por el poder, en aras de obtener acuerdos de largo plazo que refuercen la institucionalidad democrática del país.

En lugar de aprovechar la enorme fuerza política que le proporcionaba la elección del 2000, para sentar las bases de un nuevo pacto que sirviese de palanca de impulso destinada a establecer una nueva relación entre los factores reales de poder, Fox desperdició la oportunidad al abrir una enorme cantidad de frentes, que jamás pudo cerrar. Desde el Pemexgate, hasta las investigaciones sobre los delitos políticos del pasado, pasando por descalificaciones y acercamientos intermitentes con el PRI, Fox fue perdiendo fuerza política sin conseguir nada a cambio.

Un Presidente atado por las cuerdas del viejo régimen intentó desamarrarse creando nudos mayores, que lo fueron anulando hasta dejarlo prácticamente sin capacidad alguna de operar. El gabinete, que suponía una confluencia de personas con conocimientos y lealtades hacia un proyecto, terminó por atomizarse como consecuencia de la falta de liderazgo, y de esa sucesión presidencial adelantada, que tanto daño causó al gobierno de Fox. Paulatinamente, en lugar de que los secretarios de Estado arroparan al Presidente, éste tuvo que salir ante los medios para justificar los tropiezos de algunos y los excesos de otros. Y si a esto le aunamos la incontenible improvisación verbal del primer mandatario, entonces el resultado es fatal.

El patético circo que escenificaron los diputados durante la discusión del presupuesto de egresos es producto principalmente de dos factores: por un lado la ausencia de operadores políticos por parte del gobierno, lo que facilitó enormemente el trabajo a tiburones del calibre de Manlio Fabio Beltrones, quienes ajustaron cuentas con la administración foxista de la manera más salvaje, y por otro el hecho de que el Partido Acción Nacional, en la figura de su coordinador parlamentario, Francisco Barrio, no se dio cuenta a qué horas un camión priista-perredista se dirigía directamente a una colisión con ellos...

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