Ezra Shabot/ Salvar el cambio

AutorEzra Shabot

En medio del inicio de las campañas electorales para el 2003, el debate sobre el Informe presidencial de Vicente Fox se centra en la capacidad del primer mandatario para gobernar, al mismo tiempo que garantiza para sí mismo y su partido un amplio margen de apoyo para el año entrante.

El desafío de Fox es traducir su enorme popularidad en votos concretos para el proyecto que en algunos círculos panistas se conoce al estilo Jacques Chirac como: "mayoría para el Presidente". Su confrontación con algunos medios de comunicación parece no haber afectado hasta el momento su imagen frente a la ciudadanía, a pesar de que en sectores políticos e intelectuales se mantiene la percepción de que el Ejecutivo se encuentra alejado de los otros poderes, e incluso aislado de las grandes fuerzas del poder económico del país.

Algunos de estos medios, más que ejercer un modelo de crítica legítima y coherente, están motivados por el rencor que produce el no haber sido los beneficiarios de tal o cual información, o de plano del hecho de saber que la vieja costumbre de vivir del presupuesto federal ha terminado.

Encabezados sensacionalistas que no tienen relación alguna con el debate nacional son sólo una muestra de la pobreza con la cual ciertos medios intentan sobrevivir ante la nueva realidad. La desorganización y falta de experiencia del gobierno del cambio se ve complementada con una prensa que sigue pensando en función de los viejos y perversos paradigmas que hacían de la crítica, no un medio para cuestionar al poder, sino un chantaje permanente para obtener posiciones políticas y hacer negocio.

Y frente a este escenario, el Informe presidencial termina siendo un espacio fértil para aquellos interesados en que Fox fracase rotundamente a pesar de que con ello el aterrizaje democrático y el país mismo se vayan por la borda.

Entre éstos se incluye, desde una izquierda fundamentalista en las figuras de Rosario Robles, López Obrador y Martí Batres, que desprecian la política misma como mecanismo de negociación, y por lo tanto rechazan el acercamiento de su partido hacia posiciones socialdemócratas modernas, hasta el priísmo más retrógrado en la persona del hoy "nacionalista" Manuel Bartlett, quien en los gobiernos neoliberales de Miguel de la Madrid, Carlos Salinas e incluso su hoy enemigo Ernesto Zedillo, actuó servilmente en beneficio de la apertura económica que hoy tanto critica.

Pero los obstáculos del cambio no se detienen ahí. Los reventadores del gobierno...

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