Extorsiona a sus padres

Laura Sánchez Mejía decidio, A los 19 años y sin avisar a sus padres, casarse en secreto el 3 de diciembre de 1998 con Raúl Díaz Torres en la Delegación Alvaro Obregón. Para contar con recursos económicos que le permitieran separarse definitivamente de su familia, Laura planeó su autosecuestro.

Gonzalo Sánchez García, padre de Laura, a pesar de contar sólo con instrucción primaria logró generar ingresos económicos para inscribir a su hija en una universidad particular, donde la joven estudiaba la carrera de Derecho y en donde, seis meses atrás, conoció al joven norteño de 24 años que ahora era su marido.

Laura, exigente, cínica y rebelde, fijó la fecha. El 11 de diciembre, una semana después de su matrimonio por lo civil, demandarían un rescate de 150 mil pesos a sus padres y con él podrían establecer un negocio que les permitiera independizarse.

Ese día, al salir de la universidad se reunieron en un restaurante con Antonio Ramos Fernández, joven al que habían conocido recientemente y a quien le propusieron que, a cambio de 2 mil pesos, realizara las llamadas telefónicas solicitando el rescate.

Entre bromas, Laura le aseguró que no habría problema ya que ella y Raúl se habían casado, así que apremió a su esposo y a su amigo: "lo que tenga que hacerse, que se haga, pero ¡ya!".

Manos a la Obra

Esa tarde, a las 13:00 horas, Antonio llamó al padre de Laura desde una caseta telefónica, ubicada frente a la propia universidad, y le informó que su hija había sido secuestrada.

Perplejo, don Gonzalo escuchó la voz de su hija como si estuviera llorando y se quedó desesperado cuando se cortó la comunicación.

Media hora después, los "secuestradores" se volvieron a comunicar exigiendo un rescate por 150 mil pesos para dejarla en libertad.

Al conocer la noticia, un familiar de Laura inició, a escondidas de los padres de la joven, una averiguación previa para que las autoridades tomaran conocimiento de los hechos.

Mientras tanto, Laura fue llevada por su esposo Raúl a un hotel y él regresó tranquilo a la casa de su tía, con quien seguía víviendo, para no despertar sospechas.

Gracias a la solicitud del familiar, agentes de la Policía Judicial acudieron a investigar el caso y sugirieron al padre de Laura que comprara un localizador de llamadas.

En el informe de los agentes judiciales se indica que el 12 de diciembre, a las 1:15 horas, una voz masculina le ordenó a don Gonzalo depositar el dinero a nombre de Laura en el Banco Inverlat.

La incertidumbre y la...

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