Expone sus entrañas

AutorEnrique González

Todo comienza con un grito ahogado, seco, un grito que se traga Gerardo Trejoluna, el actor del monólogo "Autoconfesión", la obra de teatro que con presentaciones el sábado y domingo cerró en la Ciudad el programa México a Escena.

Aunque, a decir verdad, la experiencia humana que representa esta obra tanto para el actor como para el espectador empieza unos minutos antes.

Es el propio Trejoluna quien da la bienvenida a los asistentes, los conduce por los pasillos del teatro, pasa de largo las butacas que usualmente utiliza el público y los lleva a un "ring" montado sobre el escenario, rodeándose por los cuatro lados de 180 personas, como máximo, para comenzar una lucha en la que él es su propio rival.

"Yo, yo, yo, yo, yo, yo".

"Yo aprendí. Yo me obligué a pagar mis cuentas. Yo caminé, aun cuando caminar estaba prohibido e iba en contra de la tradición".

La pieza la describe él como un largo poema escrito en prosa y en primera persona, lleno de amargura. No se equivoca.

Los "yos" se repiten hasta el cansancio, el conflicto consigo mismo del personaje, con lo que ha aprendido, con lo que le ha enseñado la sociedad, con lo que ha dejado de hacer y con lo que le ha encantado no hacer se saborea tan honesto, que no hay quien le quite el oído y la vista de encima.

Despojado de su calzado y su camisa, un pantalón es lo único que lo aleja de la total desnudez frente al público, física y mental; rodeado de los cuatro elementos básicos de la vida, fuego, aire, agua y tierra y siendo él mismo el quinto, el éter, Trejoluna se apropió por completo del escenario.

Trazado como una cruz, símbolo de cruces, encuentros, desencuentros y libertad, en el escenario el...

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