Experimenta la magia siciliana

AutorHaydé Murakami

Fotos: Aggi Garduño

Enviadas

TAORMINA, Italia.- Sería el perfecto escenario para situar el cuento más cursi: callecitas que serpentean dominadas por balcones llenos de flores multicolores; largos, empinados, estrechísimos y románticos callejones cuyo ancho es menor al de los brazos abiertos; cientos de escalones que tientan al paseante a echar un vistazo para indagar hasta qué nuevo y mágico rincón conducen.

Para rematar la visión, ya de por sí preciosa -dicho tal sin temor a caer en el adjetivo gratuito-, está la vista desde cualquiera de sus plazas hacia el azulísimo Mediterráneo y, para ponerle el acento dramático, de fondo está el volcán más alto y activo de Europa: el Monte Etna.

Si fuera un parque temático sería irritante tanta perfección. Pero no lo es. Esto es realmente Sicilia, así que no hay que sentir culpa por dejar que la belleza romántica de Taormina se meta por los ojos y se cuele hasta la parte más cursi de la médula.

Hay que llegar temprano. Cientos de cruceristas arriban todas las mañanas al puerto de la ciudad de Catania, que aunque cuenta con su encanto propio y muy digno, casi nada puede hacer para competir ante la tentación que provoca de boca en boca este pueblo ubicado a hora y media de distancia en auto.

Pasea despacio

Se puede comprender de un primer vistazo por qué Goethe describió a esta ciudad como un "pedazo de paraíso" en su novela Italian journey: 1786-1788 apenas uno atraviesa la puerta Messina, que es una de las dos entradas del pueblo que estaba protegido por un circuito de muros que aún se puede ver a tramos.

Sicilia vio pasar multitud de ocupaciones: griegos, romanos, bizantinos, normandos, árabes, españoles y sarracenos... La heren- cia cultural que dejaron todos resultó en lugares únicos, como este, apostado sobre el Monte Tauro.

Hay que pasear tranquilamente por la calle principal llamada Umberto I, flanqueada por tiendas repletas de recuerditos, bares y galerías, y detenerse en cada una de sus tres plazas principales: primero la Piazza Duomo, donde el centauro emblema del Taormina se presenta por primera vez ante los visitantes.

Más adelante, en la plaza Vittorio Emanuelle II está el Palacio Corvaja, que fuera sede del primer parlamento de Sicilia y ahora alberga la Oficina de Turismo de Taormina sobre los restos de un foro romano.

Finalmente, frente a la iglesia de San Giuseppe está la plaza IX Aprile, desde donde se puede admirar la torre del reloj. Pero aquí todos paran para capturar una de las...

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