La experiencia del color

AutorEpifanio Sánchez

Descubrí mi daltonismo a medida que crecía, ya que no soy completamente daltónico, hay colores que veo bien, pero hay otros que no.

De pequeño, mis padres pensaron que no aprendí bien los colores en el jardín de niños, así que se empeñaron tanto en enseñármelos, que para evitarme mayores molestias aprendí de memoria los colores de cada una de las cosas que me preguntaban.

El asunto dejó de tener relativa importancia al paso de los años. Yo mismo nunca estuve consciente de ser daltónico, pero esto no iba a durar mucho tiempo.

A los 18 años quise obtener mi licencia de conducir. Para todos aquellos que han obtenido su licencia de manejo por las "vías alternas", les voy a comentar cómo es un proceso normal de obtención de tan preciado permiso. A uno le dan un examen repleto de sabiduría vial (¿cómo se le llama a la señal de "ALTO"?). Después, uno pasa al examen médico, donde te ponen unas tarjetitas diabólicas, las cuales tienen muchos círculos pequeñitos de diversos colores, donde supuestamente está escrito un número con tinta fluorescente. Digo supuestamente, por que jamás vi ese número y aún dudo de su existencia.

El Doctor Mefisto (solo así puede llamarse alguien con tarjetas diabólicas) me confirmó el veredicto: Eres daltónico brother.

Recuerdo claramente cómo al salir de aquella oficina, preocupado y consciente por vez primera de mi daltonismo, observé todos los colores a mi alrededor: un auto rojo ¿rojo? ¿verde? ¿café?. . . . Caminé sin sentido por un rato, hasta llegar a un parque. Ahí...

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