El hubiera no existe...

AutorTania Hernández

El comerciante y padre de familia Jaime Torres González clama ser inocente, pero está preso acusado de intentar matar a Lorenzo Castrejón Tavira, jefe Regional de la Policía Federal Ministerial en el Estado de México. Mientras llega su sentencia, la artritis gotosa crónica que padece se complica cada día que pasa en el penal de Santiaguito, en Almoloya de Juárez.

"Cuando los pacientes con gota presentan un cuadro severo, son discapacitados. Algunos llegan a perder su trabajo debido a la importante limitación de movimiento que resulta del daño en las articulaciones por los tofos (acumulación de ácido úrico en las articulaciones)", explica la reumatóloga de Jaime, Argelia Pérez Pérez.

Una de las recomendaciones de los especialistas a enfermos de este tipo es hacer ejercicio.

Jaime y su pareja decidieron que, para hacer ejercicio, él llevaría a sus hijas a la primaria y a su hijo al kínder, en autobús, y regresaría a pie a la casa, pero la nueva rutina le duró sólo cinco días.

El viernes 27 de noviembre de 2009 se levantó a las 7:30, se puso un pants color gris, una chamarra gris con azul marino y una sudadera café. No desayunó, regularmente lo hacía hasta su regreso. Beatriz le preparó café y unos hot cakes que se quedaron servidos en la mesa.

Las escuelas están en la Colonia Independencia, en camión se hacen unos 15 minutos y a pie 20, pero por su problema, Jaime hacía hasta dos horas.

Besó en la mejilla a las pequeñas antes de que entraran a la escuela. Después tenía que hacer tiempo para dejar al niño en el kínder y tenía 45 minutos libres.

Cuando llegó la hora, Jaime también lo besó y lo dejó en el preescolar. Caminó con dificultad rumbo al negocio de su papá, a quien solía pasar a saludar.

Por la calle de Guillermo Marconi pensaba en el dolor que le producía el tofo del tobillo derecho cuando se detuvo al escuchar los primeros balazos.

Dos hombres le disparaban a una camioneta pick up donde viajaba de copiloto el jefe Regional de la Policía Federal Ministerial del Edomex, Lorenzo Castrejón con su chofer Pablo Cruz Salazar.

Tras recibir los primeros balazos, la camioneta se detuvo cerca de la Plaza El Punto, en la esquina de Alfredo del Mazo, casi frente al domicilio del federal. El escolta comenzó a sangrar del hombro izquierdo y se recargó sobre su jefe.

El comandante empuñó su fusil de cargo. Bajó de la unidad por la puerta derecha, se tiró al piso y rodó al frente del vehículo donde se cubrió para disparar una ráfaga en abanico. Luego...

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