Las y los excéntricos / William Randolph Hearst

AutorGuadalupe Loaeza

Y el adorno de su comedor era un coro de catedral que él mismo había mandado traer hasta su castillo de la Cuesta Dorada, en California. Aunque este comedor tan estrafalario es lo menos que se puede decir de él... pues nuestro personaje compraba compulsivamente de todo, incluidos palacios y obras de arte de todo el mundo.

¿A qué personaje nos estamos refiriendo? Nada menos que a William Randolph Hearst (1863-1951), el gran magnate de la prensa estadounidense, el inventor del "amarillismo", que llegó a ser dueño de 28 periódicos de circulación nacional y de 18 revistas, pero, sobre todo, el personaje que inspiró a Charles Foster Kane, el protagonista de la maravillosa película de Orson Welles.

Cuando se enteró de que estaba por estrenarse la cinta de Welles, prohibió que se mencionara en todos sus diarios tanto el nombre de la película El ciudadano Kane como el nombre de su director. A pesar de que el silencio cayó sobre esta cinta, ganó un Óscar en 1942 al mejor guión. No obstante, fue el único Óscar que ganó Welles en su vida (sin mencionar el que ganó como premio a su trayectoria años más tarde).

Dicen que era tanta la furia de Hearst, que muchos cines se negaron a proyectar esta cinta. Se decía que todos los diarios de Hearst estaban listos para comenzar una difamación contra Welles una vez que se estrenara la cinta. Sin embargo, cuando finalmente se estrenó, prácticamente todos los críticos dijeron que era una película maravillosa. Algunos incluso dijeron que era la mejor película que se había hecho en la historia del cine.

David Nasaw, quien escribió una de las mejores biografías de este excéntrico, Hearst. Un magnate de la prensa (Tusquets, 2005), dice que en realidad la cinta de Welles era una caricatura en la que se presentaba a un hombre vacío, triste, derrotado y solitario porque no logra el cariño de las personas que lo rodean. Pero Hearst nunca se consideró un fracasado y, sobre todo, nunca renunció al amor ni huyó del mundo para encerrarse en su palacio, rodeado de obras de arte. Muchos años después, Welles dijo en una entrevista: "Hearst es muy distinto de Kane. Hearst, como hombre, era muy diferente".

Pero no hablemos de su imperio editorial, ni de cómo manipulaba las noticias (como el decía: "Yo hago las noticias"), ni tampoco de su poder político; tampoco hablemos de cómo publicaba noticias sin fundamento y, finalmente, no nos refiramos a, como se decía, que el emporio Hearst tenía un enorme archivo con los secretos de los...

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