Las y los excéntricos / Jean Cocteau

AutorGuadalupe Loaeza

En uno de sus libros aprendí que "Todo lo que te ocurre se te parece". Desde que leí esta idea, la tomé como un lema. Qué magnífica manera de conocer a las personas, de acuerdo con lo que les pasa. A las personas despistadas les ocurren situaciones desquiciantes, y a las divertidas les pasan cosas completamente chistosas. ¿Verdad que la personalidad llama al destino? De la misma manera, decía: "Plantearse los menos problemas posibles es la única manera de resolverlos". O "Un egoísta es aquel que se empeña en hablarte de sí mismo cuando tú te estas muriendo de ganas de hablarle de ti". Una vez leídas estas citas de Cocteau, nos preguntamos: ¿Cómo era este excéntrico?, ¿todo lo que le ocurría se le parecía?, ¿era un egoísta como muchos otros genios?, o bien, ¿era todo un pragmático como aparentaba ser?

Lo primero que podemos decir de Cocteau es que su padre se suicidó cuando él tenía apenas 9 años. De ahí que estableciera una relación de muchísima dependencia con su madre, pero también una relación muy compleja con su infancia. En su libro La dificultad de ser, escribió: "El enternecimiento enturbia el alma. Esta clase de recuerdos es tan difícil de compartir como los episodios de un sueño. Es saludable decirse una y otra vez que todos y cada uno de nosotros alberga recuerdos análogos y no se los impone a los demás".

Algo que impresionaba mucho de la personalidad de este artista era que no se dedicaba a un solo arte; por el contrario, le gustaba la pintura, la poesía, la música, la arquitectura, la escultura y hasta el cine. Muchos de sus contemporáneos decían un poco en secreto que Cocteau era un indisciplinado, que no se tomaba una sola actividad con seriedad. Pero de lo que no se daban cuenta era que más que un indisciplinado, Cocteau era ante todo una especie de iluminado. Le costaba el mismo trabajo pintar que tocar un instrumento o escribir un poema. Así como era en el arte, Cocteau era en el amor, como escribió el filósofo francés Bernard-Henri Lévy: "En el plano sexual, Cocteau se comporta como en el arte: no elige entre las relaciones femeninas y las relaciones masculinas, pero practica las dos". Primero se enamoró de Madeleine Carlier, una actriz de teatro. Después conoció a su gran amor, el bello niño genio Raymond Radiguet, quien escribió la maravillosa novela El diablo en el cuerpo.

Lo único que a Cocteau no le gustaba era el carácter tan perezoso de su amante. Se cuenta que casi lo obligaba a escribir, al grado de que lo tenía...

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